Hace ya muchos años, había un organista muy competente que se llamaba Evaristo y que era tío del Emiliano "senior". El tío enseñó al sobrino a tocar el órgano y otros instrumentos a pesar de ser éste, más sordo que una tapia. Cuando se celebraba Misa cantada, sabía que tenía que tocar lo que correspondía, por intuición siempre; pero más cuando fue mayor, pues también le fallaba la vista y no veía mas allá de tres pasos y el altar le pillaba muy lejos. Todo fue posible aunque parezca lo contrario. Este buen señor, tuvo un hijo que se llamaba Emiliano como su padre y que también fue organista y músico a pesar de ser un poco sordo, no tanto como su progenitor.
Un abrazo.
Un abrazo.