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DEZA: Muy interesante tu participación sobre los órganos,...

EL ÓRGANO DE DEZA
(Es probable que, anteriormente, en el foro actual o en la primera época, se hayan hecho comentarios sobre el órgano de Deza. Si no es así, no estaría de más que aporte datos quien los tenga).

Hablar de ese intrumento musical noble como es el órgano de nuestra iglesias nos llevaría dedicarle mucho tiempo y muchas páginas. Diferentes generaciones de dezanos llevan más de dos siglos escuchando en su iglesia los bellos sonidos de su órgano, arrancados por expertos organistas. Unas veces como manifestaciones de alegría festiva, otras, por el contrario, han expresado el dolor del momento, pero siempre ocupando el silencio de la iglesia con bella música.
Según mis datos, Deza puede sentir el orgullo, otro más, de poseer el órgano más antiguo de los que se conservan en nuestra provincia de Soria. Se inauguró en 1705, siendo obra del organero aragonés Francisco de Sesma. Pero ¿quién era este Sesma?
Francisco de Sesma era hijo y hermano de una familia dedicada a la construcción de órganos. Su padre, José de Sesma, fue cabeza o miembro de una importante familia de organeros, de origen con toda probabilidad navarro, con taller en Zaragoza, que trabajaron activamente en Aragón y fuera durante todo el siglo XVII y parte del XVIII.
Francisco de Sesma: Nacido del segundo matrimonio de José, su padre, continuará la labor de aquél. En el año de la muerte de su padre, trabaja en el órgano mayor de La Seo y termina el órgano comenzado por aquél en la iglesia de San Felipe de Zaragoza.
Y es de 1718 el último trabajo suyo que conocemos, el nuevo órgano de Magallón (Zaragoza).
Después de casi doscientos años de vida, el órgano de Deza fue recuperado gracias a la reconstrucción llevada a cabo en 1983.

Ayer comentábamos que en Deza podían estar orgullosos de tener en su iglesia el órgano más antiguo de los que se conservan en la provincia. En Abejar, Ágreda, Berlanga de Duero, el Burgo de Osma, Medinaceli, San Leonardo y Vinuesa sus vecinos podrán sentirse de forma parecida a los dezanos por tener órganos en sus respectivas iglesias.
Para que en aquellos lejanos albores del siglo XVIII Deza comenzase a disfrutar lamúsica sacra de su su órgano, antes fue necesario seguir unos pasos de obligado cumplimiento. Para encargar a los organeros la construcción del órgano, previamente se necesitó el correspondiente permiso del obispado, llamado licencia. El visitador de la parroquia tenía que comprobar que había suficientes fondos económicos para sufragar los gastos. Estos fondos, o gran parte, eran aportados en muchas ocasiones por los indianos. Una vez conseguido el plácet del obispado, los organeros hacían el presupuesto. Ya dijimos que fue Francisco de Sesma el constructor del órgano de Deza.
Pero, ¿quienes eran estos indianos? En Soria, al igual que en otras partes de España, principalmente en la costa cantábrica, eran así conocidos los emigrantes, o los descendientes de emigrantes españoles que, habiendo emigrado a América motivados por el afán de hacer fortuna, volvían a su tierra natal.
A lo largo del siglo XIX y de la primera mitad del XX numerosos españoles, en su mayoría jóvenes, de todo el norte peninsular, se vieron obligados a emigrar en busca de una mejor fortuna a las antiguas colonias españolas de América, sobre todo a Brasil, Cuba, Argentina, Uruguay, Venezuela o México, a cuyos puertos arribaron con la intención de mejorar su situación económica, algo que les era imposible conseguir en sus lugares de origen.
En muchos casos estos emigrantes eran reclamados por sus familiares para que les ayudasen en sus negocios, que más tarde heredarían y llegarían a dirigir con notable éxito. Otros se quedarían en el camino y no encontraron más que el fracaso y desaliento en una suerte que les fue esquiva también al otro lado del Atlántico.
Muchos de los que lograron amasar una fortuna a base de no poco sacrifico y trabajo, retornaron, llegando a ser muchos de ellos benefactores de los lugares que les vieron nacer.
La labor de mecenazgo que llevaron a cabo estas personas fue notable en la España de aquella época, levantando escuelas, iglesias y casa consistoriales, construyendo y arreglando carreteras, hospitales, asilos, traídas de agua y de luz eléctrica, etc.
Muchas casonas que contemplamos en la España verde fueron construídas por estos indianos.

Muy interesante tu participación sobre los órganos, Manuel. El recuerdo me lleva hasta los tiempos en que los chavales del pueblo movíamos el fuelle mediante un artilugio con un movimiento de vaivén. El majestuoso sonido de sus tubos estremecía la iglesia haciendo más festivo el acto litúrgico. Recuerdo también lo asombrado que quedó al verlo un jesuita, afinador de órganos, que, en la década de los sesenta, se encargó de su mantenimiento y afino. A mi siempre me estremecía su sonido cuando Emiliano, el viejo sacristán, se sentaba en su asiento de nogal y comenzaba, con sus hábiles manos a manejar los registros y después las teclas. En mi infantil imaginación, en el profundo silencio, a la hora de “alzar”, me hacía recordar la leyenda de Becquer “Maese Pérez el organista”:
“Había en una convento Sevillano, llamado Santa Inés un famoso organista llamado Maese Pérez al cual iba a escuchar toda Sevilla. El día de la misa del Gallo ésta se retrasa porque Maese Pérez está enfermo y un organista envidioso y enemigo de Maese Pérez se ofrece para tocar, en esto aparece Maese Pérez que es llevado en un sillón por sus incondicionales diciendo que no quería morir sin tocar en aquella misa. Cuando comienza la consagración resuena majestuoso el órgano hasta que de repente este queda mudo, Maese Pérez acaba de morir.
En la Misa de Gallos del año siguiente para sustituir a Maese Pérez le viene un nuevo organista al que toda la gente creía uy malo, pero la melodía del órgano sonaba como siempre, al terminar de tocar, el nuevo organista juro que jamás volvería a tocar ese órgano. A los dos años de la muerte de Maese Pérez, la madre superiora encargó a la hija de éste, la cual había entrado de novicia que fuera ella la encargada de tocar el órgano. En el momento de la consagración la hija de Maése da un grito diciendo que ve a su padre tocando, pero el órgano suena solo sin que nadie lo toque”.
Un saludo.