¿tienes un bar?

DEZA: "CUCHARADA Y PASO ATRÁS"...

En esta fotografía de la perola podemos apreciar el bajón que dio el nivel del rancho. Y también puede verse que tajadas no ha quedado ni una. Pero si la patata estaba tan rica... Yo oí decir a algunas personas que querían mas bien que les echaran solo patatas pues estaban para hacer un monumento a los cocineros. Aquel día hubo buena gana y muy buen ambiente. Deza resulta fenomenal para esta clase de celebraciones comunitarias en las que uno se junta a comer con los amigos de toda la vida. Y eso se hace cada año en el mes de agosto cuando las personas mayores estamos pasando nuestras vacaciones. Es obligatorio estar al día en el pago de la cuota anual de la Asociación de Jubilados.

Un abrazo.

"CUCHARADA Y PASO ATRÁS"

Esta expresión encierra todo un protocolo de saber comer.
Comer de rancho, o comer del mismo recipiente, era un arte para el que se necesitaba educación, saber estar, y en los pueblos sabían mucho de esto. Hoy, si se volviese a estas costumbres, más de un "urbanita", y más de dos no sabrían estar a la altura de las circunstancias.
Recuerdo que, de pequeño, si había una visita en casa, mis padres me tenían ensañado -como en muchas casas- que no había que coger nada de la mesa donde estaban los mayores. Sólo lo hacías cuando te insistían éstos. (Años después, en "coctails" con gente presuntamente educada, de esos que ponen mesas llenas de aperitivos y gente pululando alrededor como moscas en panal, he pasado vergüenza ajena, hasta el punto de haber machado a mi casa si lo permitía la ocasión. Estoy completamente seguro que los dezanos de cierta edad "saben estar" y conocen de lo que hablo. Ocasión que nos presenta el abuelo para traer, porque viene a cuento, lo que Gerald Brenan escribió en su libro “Al Sur de Granada” sobre lo ocurrido en Ventas de Huelma (Granada):
"Por fin, y cuando ya había perdido toda esperanza de obtener algo que comer, sacaron una mesa baja, en la que se colocó un plato de arroz y bacalao y acercamos nuestras sillas. No había platos. Los hombres, con el sombrero firmemente encajado en la cabeza, afirmando así su igualdad ante cualquiera, al estilo de los nobles españoles que tenían privilegio ante el rey, fueron eligiendo su porción en la cazuela, y tras a invitarme a mí y a todos los demás a hacer lo mismo, hundían en ella su cuchara con gran protocolo y comenzaron a comer. Así continuaron hasta consumir su ración. Entonces cada cual dejaba su cuchara sobre la mesa y, en cuanto terminaban los demás, se levantaba y la lavaba en la tinaja y volvía a meterla en la faja, o cinturón de franela roja, donde siempre la llevaban. Por primera vez desde que desembarqué sentí afecto hacia la gente de este país que sabía combinar de manera tan admirable la simplicidad con los buenos modales."
Saludos, abuelo y dezanos.