El abuelo comenzó con Sanroquillo y ya se ve hasta dónde hemos llegado. Y, a veces, uno piensa que vamos a agotar los temas. Como de perros ya hemos hablado en otras ocasiones, dejaremos a San Roque con unos fragmentos de coplas picarescas de nuestra vieja Castilla:
Arrímate a mí, niña,
que soy San Roque
que si viene la peste
que no te toque.
Que no te toque, niña,
que no te toque,
arrímate a mi, niña
que soy San Roque.
Arrímate a mí, niña,
que soy San Roque
que si viene la peste
que no te toque.
Que no te toque, niña,
que no te toque,
arrímate a mi, niña
que soy San Roque.