Hace unos días pase por Deza, No pude estar mucho tiempo, ya que el motivo de mi viaje era el trabajo. Me sorprendió lo despoblado del lugar. No había gente por las calles, pero después de comer el paseo que di fue muy enriquecedor, ya que sus calles me trasladaban a otra época, que sólo está en la memoria de los más viejos del lugar. La calle tras castillo, el antiguo palacio de Medinaceli, la fortaleza, la iglesia de Asunción, la casa fuerte de los Finojosas (no entiendo el lugar, fuera de lo que fue el antiguo recinto amurallado).... Y muchas casas cerradas, en pleno invierno, cada una con sus historia y antaño llenas de vida.
La vida fugaz de las personas con sus miedos, sus esfuerzos para sobrevivir en un lugar de clima tan difícil, la dureza de los trabajos de antes, el amor a sus hijos, la emigración, queda con el paso del tiempo en casas vacías, que nos recuerdan lo fugaz de nuestra existencia..... y la eternidad de las piedras.
El paseo fue una delicia por la paz y la tranquilidad que se respiraba, y estar en un sitio que tiene carácter, carácter en sus calles, en sus monumentos, pero sobre todo, el de las pocas personas que con tanta amabilidad me trataron.
Enhorabuena por el pueblo.
La vida fugaz de las personas con sus miedos, sus esfuerzos para sobrevivir en un lugar de clima tan difícil, la dureza de los trabajos de antes, el amor a sus hijos, la emigración, queda con el paso del tiempo en casas vacías, que nos recuerdan lo fugaz de nuestra existencia..... y la eternidad de las piedras.
El paseo fue una delicia por la paz y la tranquilidad que se respiraba, y estar en un sitio que tiene carácter, carácter en sus calles, en sus monumentos, pero sobre todo, el de las pocas personas que con tanta amabilidad me trataron.
Enhorabuena por el pueblo.