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DEZA: Buenos días Deza....

Buenos días Deza.
Buenos días amigos del foro.

Me meto en el túnel del tiempo y voy a retrasar unos años, volviendo al pasado ya lejano. Cuando yo era niño todo era natural; no se habían inventado los plásticos. Las cosas se metían y transportaban en capazos, cestos, cestas, sacos, serones y talegas. Había quien ataba las mangas de la chaqueta y allí cabía de todo, siempre que el producto no se chafara pues menuda la liabas. Los niños llevábamos el cuaderno de la escuela en la mano y las niñas, en el cabás.
La fruta se transportaba en barquillas y la uva para el lagar en cuévanos, una especie de envase en forma de cuerpo de mujer, con su cinturilla y abultadas caderas.
Ya digo que el plástico no existía y por lo tanto no tuvimos nunca la oportunidad de revolcarnos en estas colchonetas tan blanditas y acogedoras. Nuestros juegos se llevaban a cabo en viejos pajuceros donde se jugaba a “la cochinilla y al abadejo aquí te cojo y aquí te dejo”; el saltar a los montones de paja desde la era de arriba, con resultados a veces traumáticos, (recuerdo roturas de brazo y mordidas en la propias lenguas hasta dejarla casi cortadas); el esbaraculos, bajando por empinadas cuestas de arcilla, con un viejo balde en el culo para no romperse los pantalones y el subirse a los árboles para coger el nido de los pájaros.

Hasta otro rato.

Un abrazo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Bueno abuelo os dejo, ya toca retirada y como el sol esta en pleno rendimiento, a la tarde toca calle y los foros quedan para un poco mas tarde.
Que tengas muy buena tarde, a todos un saludo cordiarl.
Hasta mas tarde, tarde
La capacidad de jugar de los niños tiene mucho de intuición. El abuelo nos cuenta, por ejemplo, que jugaban a saltar a los montones de paja desde la era. Estamos hablando de Deza y supongo que de los primeros cuarenta del siglo pasado. Unos veinte años más tarde, por la diferencia de edad que nos separa, curiosamente, chavales parecidos a los de Deza -o de aficiones parecidas-, a la salida vespertina del colegio, amontonábamos las hojas caídas de los chopos en pleno otoño y saltábamos desde una tapia ... (ver texto completo)