Luz ahora 0,17520 €/kWh
Este caseron antiguo sigue en buenas condiciones interiormente. Los bajos son lúgubres y tiene poca luz y en una sala hay vestigios moriscos, que los quisieron disimular; pero que están patentes señal de que en épocas pasadas vivieron moriscos pues ya sabéis que Deza fue aljama de moros.
Desde hace mucho tiempo que no lo habita nadie; aunque es cierto que tiene todavía alguna utilidad puesto que sirve de trastero.
En esta casa en tiempos vivió un fantasma. Se tienen noticias de ello, desde que los últimos inquilinos se mudaron de casa a causa de las trastadas que hacía el duende pues era muy bromista y a veces, aunque nunca les hizo daño, pues le tenían un poco de respto; aunque era "una buena persona" pues yo lo conocí y puedo atestiguarlo.
Cuando se mudaron de casa, eran unos parientes de mi padre, le dijo la mujer a su marido: Creo que no nos dejamos nada, así que vamos a cerrar la puerta. Desde dentro se oyó una voz muy clara que les advirtió de que se dejaban las varillas de cerner, un artilugio que sirve para deslizar el cedazo encima de la artesa, cuando se trata de cerner la harina para amasar. Y era cierto. Las cogieron y salieron escapados y allí nunca más pusieron los pies.
Otro día os contaré como conocí al duende y el aspecto que tenía. Un abrazo
Desde hace mucho tiempo que no lo habita nadie; aunque es cierto que tiene todavía alguna utilidad puesto que sirve de trastero.
En esta casa en tiempos vivió un fantasma. Se tienen noticias de ello, desde que los últimos inquilinos se mudaron de casa a causa de las trastadas que hacía el duende pues era muy bromista y a veces, aunque nunca les hizo daño, pues le tenían un poco de respto; aunque era "una buena persona" pues yo lo conocí y puedo atestiguarlo.
Cuando se mudaron de casa, eran unos parientes de mi padre, le dijo la mujer a su marido: Creo que no nos dejamos nada, así que vamos a cerrar la puerta. Desde dentro se oyó una voz muy clara que les advirtió de que se dejaban las varillas de cerner, un artilugio que sirve para deslizar el cedazo encima de la artesa, cuando se trata de cerner la harina para amasar. Y era cierto. Las cogieron y salieron escapados y allí nunca más pusieron los pies.
Otro día os contaré como conocí al duende y el aspecto que tenía. Un abrazo
