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DEZA: ALMANZOR...

ALMANZOR
Llevaban al Amirí
entre montes y cañadas
que fue vencido y maltrecho
por las huestes castellanas.
En lecho con baldaquino
que veinte esclavos portaban
sangrábanle las heridas,
que herido de muerte estaba.
Cuatrocientos bereberes
que solo le acompañaban
a caballo le seguían.
Algunos dellos lloraban.
¿Dónde está moro Almanzor
esa apostura bizarra?
¿Porqué en Calatañazor
perdiste la cimitarra?
Huyes de Sancho García
escondido en las montañas;
por rutas desconocidas
entre profundas gargantas.
Que los bravos castellanos
te presentaron batalla
derrotando tu soberbia
y doblegando tus armas.
Fuiste el Cadí de Sevilla
pero tu ambición insana
te indujo a matar cristianos
ganándoles cien batallas.
Cuando estudiabas derecho
allá en Córdoba, soñabas
en luchar contra el infiel
y destruir sus mesnadas.
Ahora regresas vencido
hacia la Medina Azahara,
pero no verás tu tierra,
que se acabaron las razias.
¿Recuerdas, soberbio moro,
esa prepotencia insana
cuando a Córdoba llevaste
de Santiago las campanas?
Sin límites de crueldad,
a tu suegro con la espada
le cortaste la cabeza
y se la enviaste a Asma.
Pero la suerte cambió
y tus huestes derrotadas
huyen camino del sur
entre las encrucijadas.
Tus bereberes, maltrechos,
suplicando piden agua;
y los sufridos caballos
muertos de sed la reclaman.
Por fin, bajando un sendero,
entre barrancos y zarzas,
encontraste aquella fuente
que tan ansioso buscabas.
Sus aguas son el alivio
de aquella tropa diezmada
que da las gracias a Alá
confirmando la Sahada.
Agua cristalina y limpia,
fresca como las mañanas;
que no la hubiera en Castilla
ni en al-Andalus hallaras.
Luego, seguro del fin,
a Medinaceli marchas
bendiciendo el manantial
que ahora Almanzorre se llama.

“Sus huellas sobre la tierra te enseñarán su historia”. (Epitafio grabado sobre la piedra de su tumba)