Creo que el foro de Deza ha de mantener ante todo el estilo que le caracteriza. Me acabo de dar un garbeo por algunos foros y es patético lo que se dicen en uno que omito por discreción. Se han enzarzado en una polémica absurda entre madridistas (que si el otro día ganó el mejor de los dos equipos extranjeros) y antimadridistas (que si Franco y las ayudas al equipo blanco) y, lo que es peor, utilizando las fotos de dos niños menores ataviados con camisetas de fútbol del Atleti y el Barça. No sé cómo los gestores de "Pueblos de España" permiten esas fotos y su utilización mostrenca por parte de algunos. Que no me esperen en foros así. Si el mencionado pueblo que no llega a las 1.000 visitas ni a la veintena de mensajes espera así mejorar sus datos... En fin dezanos, a seguir nuestra línea. Allá cada cual. Si hago este comentario es para hacer notar en qué están convirtiendo algunos lo que, en principio, era una idea loable: dar a conocer sus pueblos y como lugar de encuentro de propios... y menos extraños. Un saludo, Deza.
Supongo que este verano tendré la oportunidad de acercarme a Deza y, con un par de buenos amigos, hacer senderismo y descubrir lugares nuevos al igual que los últimos años. Después, como queda tiempo, visitaré algún lugar que tengo in mente dentro de la provincia, porque todavía me quedan muchas cosas que ver. Hace un par de años, como señalo en alguna de mis participaciones, visité el antiguo y destruido monasterio de Cantavox, en la vega del Nágima, entre Fuentelmonge y Torlengua, lugar histórico y muy relacionado con la historia del dezano que fue su abad: San Martín de Finojosa.
El año pasado visité el cañón del Rio Lobos. Había escuchado a mucha gente ponderarlo por su belleza y, a pesar de que una parte de mi vida de adolescente transcurrió entre Burgo de Osma y San Leonardo, y la cuesta de la Galiana la he transitado varias veces, en aquellos tiempos me pasó desapercibido. Quizás comenzó a descubrirse más tarde para el turismo y ahora es muy visitado. Merece la pena contemplar ese milagro de la naturaleza y adentrarse en él.
Supongo que algún día regresaré comenzando la excursión en Ucero para visitar los restos del antiguo castillo de los templarios, del siglo XII, puesto que me encantan la cultura y la historia y leyendas de esos caballeros, mitad monjes, mitad soldados, que anduvieron por estas tierras durante tanto tiempo.
El cañón es un lugar hermoso, de paredes calizas y laderas de frondosos pinos, frecuentado por las rapaces. Las formas de las rocas despiertan la imaginación, y el camino no se hace pesado. Me hubiera gustado recorrer todo el cañón, pero solo llegué hasta la ermita de San Bartolomé. El río Lobos, entre espadañas y juncos, bordeado de grandes árboles, despide un frescor muy agradable, sobre todo en el mes de Agosto que fue cuando yo lo visité.
Detrás de la ermita, junto a la cueva grande, hay un pequeño puente de madera y, siguiendo ese camino, llegaremos a una pared agujereada en la roca que se llama el Colmenar de los frailes.
Mucho podía contar de aquella excursión, pero os aseguro que la volveré a repetir.
Un saludo.
El año pasado visité el cañón del Rio Lobos. Había escuchado a mucha gente ponderarlo por su belleza y, a pesar de que una parte de mi vida de adolescente transcurrió entre Burgo de Osma y San Leonardo, y la cuesta de la Galiana la he transitado varias veces, en aquellos tiempos me pasó desapercibido. Quizás comenzó a descubrirse más tarde para el turismo y ahora es muy visitado. Merece la pena contemplar ese milagro de la naturaleza y adentrarse en él.
Supongo que algún día regresaré comenzando la excursión en Ucero para visitar los restos del antiguo castillo de los templarios, del siglo XII, puesto que me encantan la cultura y la historia y leyendas de esos caballeros, mitad monjes, mitad soldados, que anduvieron por estas tierras durante tanto tiempo.
El cañón es un lugar hermoso, de paredes calizas y laderas de frondosos pinos, frecuentado por las rapaces. Las formas de las rocas despiertan la imaginación, y el camino no se hace pesado. Me hubiera gustado recorrer todo el cañón, pero solo llegué hasta la ermita de San Bartolomé. El río Lobos, entre espadañas y juncos, bordeado de grandes árboles, despide un frescor muy agradable, sobre todo en el mes de Agosto que fue cuando yo lo visité.
Detrás de la ermita, junto a la cueva grande, hay un pequeño puente de madera y, siguiendo ese camino, llegaremos a una pared agujereada en la roca que se llama el Colmenar de los frailes.
Mucho podía contar de aquella excursión, pero os aseguro que la volveré a repetir.
Un saludo.