Hace un par de días me avisaron de Deza para que fuese a coger cerezas. Tengo un familiar que tiene varios cerezos en una huerta de regadío y otros muchos en una finca de secano. Las de regadío estaban a punto; pero como están cerca del pueblo, se llenan los árboles de toda clase de pájaros y en pocos días se las comen. Esas ya las puedes dar por acabadas. En el secano también acuden toda clase de bichos voladores; pero como hay tantas les duran un poco más. De todas maneras hay que espabilarse si quieres coger unas cajas.
Hace unos años, un apicultor graciosillo él, colocó sus colmenas en la finca de al lado y cuando llegaban a las cerezos estaban plagados de abejas que se comían las cerezas. Casi que no se pudieron coger para el consumo. De haber sido yo el amo de los cerezos, le hubiera avisado para que alejara las arnas de allí a toda prisa. Creo que lo hubiera realiazado; de lo contrario sería muy mal vecino, con ganas de perjudicar al prójimo, en beneficio propio.
Un abrazo.
Hace unos años, un apicultor graciosillo él, colocó sus colmenas en la finca de al lado y cuando llegaban a las cerezos estaban plagados de abejas que se comían las cerezas. Casi que no se pudieron coger para el consumo. De haber sido yo el amo de los cerezos, le hubiera avisado para que alejara las arnas de allí a toda prisa. Creo que lo hubiera realiazado; de lo contrario sería muy mal vecino, con ganas de perjudicar al prójimo, en beneficio propio.
Un abrazo.
Deza siempre ha sido un pueblo de cerezas. Lo malo es en mi casa no teníamos ningún cerezo y cuando mi padre se decidió a poner un par de ellos en una finca, los puso en la orilla del camino transitado y pocas veces cogimos cantidad porque desaparecían del árbol como por arte de magia. No obstante yo me resarcía de ello probando de casi todos los cerezos y guindos del pueblo, menos de unos que estaban en la misma carretera y eran de mi vecino Germán. Había que bajar un pequeño terraplén y no me atrevía a descender hasta la finca porque tenía pánico de que él se enterase. Pero un día que iba de paseo por la carretera, estaba cogiendo unos cestos del preciado fruto (por lo menos para mí) y como no llegaban a las copas pues eran, un viejo y tres mujeres entradas en kilos, me llamaron por si quería ayudarles. No lo pensé dos veces. Allí me tienes a mí subido a los árboles y dándome un atracón pues incluso me dieron autorización para comer las que quisiera. Menos mal que no me hicieron cantar mientras las cogía.
Un abrazo.
Un abrazo.