En tiempo de verano cuando el pueblo está lleno de niños y entre ellos alguno de mis nietos, solemos representar una noche cualquiera, la salida del duende. Aunque hay niños que ya lo han visto anteriormente, siempre hay alguno que es nuevo. Los que ya saben suelen callarse par que los nuevos no sepan nada y se impresionen un poco. El juego es el siguiente: Yo mismo me meto dentro, en un sitio parecido a una bodega oscura y me cubro con una sábana, llevando una linterna apoyada en la barbilla con objeto de que se acentúen mis facciones de la cara. Los chicos están alborotados en la puerta y como atreviéndose a entrar, pero sin entrar porque les da miedo. Yo doy unos gritos aullidos o algo parecido y comienzo a salir desde el interior. Allí se arma la gorda pues unos quieren huir y otros los agarran para que yo los coja. Al final todo queda en una fiesta pues todos se han divertido mucho.
Algunas madres dicen que no hagamos eso pues los niños tienen malos sueños aquella noche. No será para tanto...
Es una manera de divertir a los niños que vienen de la ciudad en donde no suelen pasar estas cosas tan maravillosas.
Bueno, todavía falta por explicar como es el Duende de este viejo caserón. Yo pensaba que se habría marchado del lugar donde habitaba; pero sigue, sigue presente. Ya os contaré.
Un abrazo
Algunas madres dicen que no hagamos eso pues los niños tienen malos sueños aquella noche. No será para tanto...
Es una manera de divertir a los niños que vienen de la ciudad en donde no suelen pasar estas cosas tan maravillosas.
Bueno, todavía falta por explicar como es el Duende de este viejo caserón. Yo pensaba que se habría marchado del lugar donde habitaba; pero sigue, sigue presente. Ya os contaré.
Un abrazo