Buenos días a Deza.
Ya se han celebrado las elecciones europeas. Ya podemos dormir todos tranquilos porque desde mañana mismo los políticos nos sacarán las castañas del fuego y nosotros no correremos el peligro de quemarnos en las brasas ni de que nos explote alguna en la cara. Y además veo que todos los partidos están contentos porque de una manera o de otra, todos creen que las han ganado o no han perdido tanto como pensaban. El que no se consuela es porque no quiere...
Y a lo dicho. Pronto, ya veréis, notaremos como llueven los millones sobre nuestros agros. Lo malo es que tendremos que salir a buscarlos, cargarlos en nuestros remolques y traerlos a casa. Sería mejor que nos los ingresaran directamente en las Cajas pues siempre existe el peligro de que al salir por el campo, nos caiga un rayo y nos parta.
Un abrazo.
Ya se han celebrado las elecciones europeas. Ya podemos dormir todos tranquilos porque desde mañana mismo los políticos nos sacarán las castañas del fuego y nosotros no correremos el peligro de quemarnos en las brasas ni de que nos explote alguna en la cara. Y además veo que todos los partidos están contentos porque de una manera o de otra, todos creen que las han ganado o no han perdido tanto como pensaban. El que no se consuela es porque no quiere...
Y a lo dicho. Pronto, ya veréis, notaremos como llueven los millones sobre nuestros agros. Lo malo es que tendremos que salir a buscarlos, cargarlos en nuestros remolques y traerlos a casa. Sería mejor que nos los ingresaran directamente en las Cajas pues siempre existe el peligro de que al salir por el campo, nos caiga un rayo y nos parta.
Un abrazo.
Fina ironía y sano escepticismo, y en clave humorística, en el día siguiente, se despurende después de leer las líneas que anteceden. Ya que nos han castigado -unos y otros- durante su infame campaña electoral, no hubiese estado de más un voto de castigo colectivo. Pero mientras haya forofos que, tercamente, votan una y otra vez en el mismo sentido lo hagan como lo hagan, poco podremos echar en cara a nuestra clase política. Que en en un municipio, provincia o comunidad autónoma nos sale un político trincón -presunto, presunto- pues no pasa nada: una legión de admiradores lo va a ratificar con su voto, después de aclamarlo previamente y así hasta otra. ¿Ejemplos? Para dar y tomar.
El Tratado de la Unión Europea.
El Tratado de la Unión Europea (TUE), conocido también como "Tratado de Maastricht" por haber sido firmado en esa localidad holandesa, constituye una piedra angular en el proceso de integración europeo, pues, al modificar y completar al Tratado de Paris de 1951 que creó la CECA, a los Tratados de Roma de 1957 que instituyeron la CEE y el EURATOM, y al Acta Única Europea de 1986, por primera vez se sobrepasaba el objetivo económico inicial de la Comunidad (construir un mercado común) y se le daba una vocación de unidad política.
El Tratado de Maastricht consagra oficialmente el nombre de "Unión Europea" que en adelante sustituirá al de Comunidad Europea.
El término Unión se usa desde el inicio del Tratado para significar el avance en un proyecto histórico. Así, el artículo A 2e del Tratado de la Unión Europea dice lo siguiente:
"El presente Tratado constituye una nueva etapa en el proceso creador de una Unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa..."
Creo que los políticos nos tendrían que haber recordado que es la Unión Europea. En todos los mítines que he escuchado, solamente han tratado de enseñarse los dientes los unos a otros y de lanzarse diatribas enfurecidas, tal como harían dos mastines atados en diferentes argollas. No nos han hablado de de las exquisiteces de Maastricht. Por eso yo me voy a pasar un rato explicándolo a aquellos que tengas sus dudas y sobre todo a la juventud que puede que no sepa de qué va la cosa ni lo que tenían que votar o haber votado.
Maastricht es un lugar de ensueño. En Maastricht los cielos son limpios y en el mejor de los casos se ve pasar una blanca nube. Pero esa nube es de algodón dulce y si se atrapa con una pértiga se puede comer igual que el algodón dulce de las ferias. En Maastricht los ríos son de leche y de miel y las casitas de turrón. Si uno se come una puerta o una pared de su casita, la parte comida se regenera de inmediato y no se produce el menor destrozo.
En Maastricht hay unos árboles muy curiosos. En vez de peras o manzanas como los que conocemos, de sus ramas penden collares, sortijas y costosas joyas para todo el mundo y además móviles de última generación y bonos del Estado a gogó y sólo basta salir a la calle para coger todo lo que te apetezca.
No creáis, para los pequeños, los setos de los parterres de loa jardines están llenos de caramelos, bollicaos y otros chuches que tanto gustan a los niños. Los caminos están asfaltados con piedras preciosas y diamantes y la tierra en vez de dar patatas y lechugas como en todo el mundo, aquí no; aquí dan motocicletas y automóviles donde vuestros hermanos mayores o cualquiera de vuestros familiares puede coger el que más le guste sin tener que pagar nada por ello; ni siquiera la matriculación. En Maastricht todo es gratis.
Además tengo que contaros que en Maastricht siempre hace una temperatura ideal, no hay que ir al cole porque siempre son vacaciones. Para los papás y personas mayores rige la ley sabática o sea que nunca hay que ir a la fábrica o la oficina.
Hay más cosas hermosas que contar de ese país de ensueño llamado Maastricht, léase Unión Europea; pero con lo que ya he contado, creo que será suficiente. Por eso comprenderéis las palizas que en su día, allá a finales del siglo pasado, nos dieron con la entrada en Maastricht.
Si los políticos en estas elecciones al Parlamento Europeo nos hubiesen hablado en estos términos y nos hubiesen presentado las exquisiteces de Maastricht, posiblemente nadie se hubiese quedado sin votar. No se habrían quedado en sus casa el 52% de la gente; pero... es que ninguno de nuestros políticos nos dijo ni una sola palabra de Maastricht.
¿Será un sueño mío todo lo que os he contado o quizá un cuento...? Es posible.
Un abrazo.
El Tratado de la Unión Europea (TUE), conocido también como "Tratado de Maastricht" por haber sido firmado en esa localidad holandesa, constituye una piedra angular en el proceso de integración europeo, pues, al modificar y completar al Tratado de Paris de 1951 que creó la CECA, a los Tratados de Roma de 1957 que instituyeron la CEE y el EURATOM, y al Acta Única Europea de 1986, por primera vez se sobrepasaba el objetivo económico inicial de la Comunidad (construir un mercado común) y se le daba una vocación de unidad política.
El Tratado de Maastricht consagra oficialmente el nombre de "Unión Europea" que en adelante sustituirá al de Comunidad Europea.
El término Unión se usa desde el inicio del Tratado para significar el avance en un proyecto histórico. Así, el artículo A 2e del Tratado de la Unión Europea dice lo siguiente:
"El presente Tratado constituye una nueva etapa en el proceso creador de una Unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa..."
Creo que los políticos nos tendrían que haber recordado que es la Unión Europea. En todos los mítines que he escuchado, solamente han tratado de enseñarse los dientes los unos a otros y de lanzarse diatribas enfurecidas, tal como harían dos mastines atados en diferentes argollas. No nos han hablado de de las exquisiteces de Maastricht. Por eso yo me voy a pasar un rato explicándolo a aquellos que tengas sus dudas y sobre todo a la juventud que puede que no sepa de qué va la cosa ni lo que tenían que votar o haber votado.
Maastricht es un lugar de ensueño. En Maastricht los cielos son limpios y en el mejor de los casos se ve pasar una blanca nube. Pero esa nube es de algodón dulce y si se atrapa con una pértiga se puede comer igual que el algodón dulce de las ferias. En Maastricht los ríos son de leche y de miel y las casitas de turrón. Si uno se come una puerta o una pared de su casita, la parte comida se regenera de inmediato y no se produce el menor destrozo.
En Maastricht hay unos árboles muy curiosos. En vez de peras o manzanas como los que conocemos, de sus ramas penden collares, sortijas y costosas joyas para todo el mundo y además móviles de última generación y bonos del Estado a gogó y sólo basta salir a la calle para coger todo lo que te apetezca.
No creáis, para los pequeños, los setos de los parterres de loa jardines están llenos de caramelos, bollicaos y otros chuches que tanto gustan a los niños. Los caminos están asfaltados con piedras preciosas y diamantes y la tierra en vez de dar patatas y lechugas como en todo el mundo, aquí no; aquí dan motocicletas y automóviles donde vuestros hermanos mayores o cualquiera de vuestros familiares puede coger el que más le guste sin tener que pagar nada por ello; ni siquiera la matriculación. En Maastricht todo es gratis.
Además tengo que contaros que en Maastricht siempre hace una temperatura ideal, no hay que ir al cole porque siempre son vacaciones. Para los papás y personas mayores rige la ley sabática o sea que nunca hay que ir a la fábrica o la oficina.
Hay más cosas hermosas que contar de ese país de ensueño llamado Maastricht, léase Unión Europea; pero con lo que ya he contado, creo que será suficiente. Por eso comprenderéis las palizas que en su día, allá a finales del siglo pasado, nos dieron con la entrada en Maastricht.
Si los políticos en estas elecciones al Parlamento Europeo nos hubiesen hablado en estos términos y nos hubiesen presentado las exquisiteces de Maastricht, posiblemente nadie se hubiese quedado sin votar. No se habrían quedado en sus casa el 52% de la gente; pero... es que ninguno de nuestros políticos nos dijo ni una sola palabra de Maastricht.
¿Será un sueño mío todo lo que os he contado o quizá un cuento...? Es posible.
Un abrazo.