MACHADO Y LA PRIMAVERA (XXXII)
Es obvio que estas poesías, como creo se explicó, se traen por la constante referencia que Machado hace a la primavera a lo largo de su obra. No como poesías en que cante específicamente a esta estación del año.
EL POETA RECUERDA A UNA MUJER DESDE UN PUENTE DEL GUADALQUIVIR
Sobre la clara estrella del ocaso,
como un alfanje, plateada, brilla
la luna en el crepúsculo de rosa
y en el fondo del agua ensombrecida.
El río lleva un rumoroso acento
de sombra cristalina
bajo el puente de piedra. ¡Lento río,
queme cantas su nombre, el alma mía
quiere arrojar a tu corriente pura
la ramita más tierna y más florida,
que encienda primavera
en los verdes almendros de tu orilla!
Quiero verla caer, seguir, perderse
sobre tus ondas limpias.
Y he de llorar... Mi corazón contigo
flotará en tus rizadas lejanía.
¡Oh tarde como aquélla, y río lento
de sombra cristalina!...
Sobre la clara estrella del ocaso
la argéntea luna brilla.
Es obvio que estas poesías, como creo se explicó, se traen por la constante referencia que Machado hace a la primavera a lo largo de su obra. No como poesías en que cante específicamente a esta estación del año.
EL POETA RECUERDA A UNA MUJER DESDE UN PUENTE DEL GUADALQUIVIR
Sobre la clara estrella del ocaso,
como un alfanje, plateada, brilla
la luna en el crepúsculo de rosa
y en el fondo del agua ensombrecida.
El río lleva un rumoroso acento
de sombra cristalina
bajo el puente de piedra. ¡Lento río,
queme cantas su nombre, el alma mía
quiere arrojar a tu corriente pura
la ramita más tierna y más florida,
que encienda primavera
en los verdes almendros de tu orilla!
Quiero verla caer, seguir, perderse
sobre tus ondas limpias.
Y he de llorar... Mi corazón contigo
flotará en tus rizadas lejanía.
¡Oh tarde como aquélla, y río lento
de sombra cristalina!...
Sobre la clara estrella del ocaso
la argéntea luna brilla.