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Relojes de torre:
Antes de inventarse los relojes personales de pulsera y de bolsillo se inventaron relojes muy grandes de mecanismos complicados y pesados que se colocaban en lo alto de las torres y campanarios de los pueblos y ciudades para que los ciudadanos tuviesen conocimiento de la hora del día. A estos relojes se les conectaba a una campana grande y sonora y es la que iba indicando con un toque peculiar las horas y cuartos de hora cuando se iban cumpliendo. A lo largo de los años hay relojes de este tipo que se han hecho muy famosos, como el situado en la Torre de Londres o el situado en la Puerta del Sol de Madrid.
La particularidad del de la torre de nuestro pueblo, es que ha detenido el tiempo. En Deza todo el año son las cuatro menos cinco minutos. Ello es debido a que nadie le da cuerda pues para que ande, hay que subir a la torre cada pocos días. Sería fácil poner un mecanismo eléctrico, que subiera las pesas. Ese mecanismo solamente funcionaría unos cinco minutos cada vez que necesita cuerda el reloj.
Claro que ya nos ponemos a arreglar el reloj, habría que poner una esfera nueva: La que mira al Este.
Aries.