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DEZA: LA ENCINA. USOS Y TRADICIONES (I)...

LA ENCINA. USOS Y TRADICIONES (I)
A lo largo de la Historia, la encina jugó un destacado papel en la economía del hombre mediterráneo, que la utilizó de las más variadas formas y para los usos más diversos. Sin embargo, aún siendo ésto de tanta importancia es quizá más relevante el papel que ejerció fuera de los terrenos de lo puramente material y que contribuyó a la configuración y desarrollo de muchas costumbres y tradiciones así como a la evolución de creencias muy arraigadas.
Esta influencia tiene como punto de partida tiempos muy remotos, hundiendo sus raices en esa época oscura en la que Europa se hallaba cubierta por extensísimos y frondosos bosques que provocaron en los humanos profundos sentimientos de temor e indefensión, de soledad y miedo ante sus amenazantes espesuras. Estos sentimientos les llevaron a situar en ellos espíritus y dioses, a reverenciar a los árboles, a adorarlos y, en suma, a convertir a los bosques en verdaderos santuarios naturales: los bosques sagrados.
La encina fue, junto con el roble, árbol sagrado en la Península ibérica, al igual que en el resto del mundo mediterráneo. Recibió culto entre los celtíberos, que, como otros pueblos pastoriles, rechazaban los grandes templos, llenos de estatuas, propios de las sociedades agrícolas. Debieron ser abundantes en nuestro país los encinares sagrados, aunque son muy escasas las noticias que sobre ellos poseemos. A través de Marcial (S. I) conocemos la existencia de uno de estos encinares en el monte "Burado", lugar de confusa identificación y otro que estaba situado a los pies de la Sierra del Moncayo, muy cercano al pueblo de Beratón y próximo al de Cueva de Agreda, los dos en Soria. El lugar se encuentra relacionado con algunos mitos y leyendas (Caco, los siete Infantes de Lara) quizá producto de la sacralidad del lugar. Ambos encinares continuaban siendo sagrados en el S. I, en plena época histórica.
Estos bosques sagrados estaban fuertemente protegidos y la rigidez de su culto debió ser notable a juzgar por las noticias que nos han llegado de fuera de nuestras fronteras. Recientemente, se ha podido comprobar que esa rigidez hay que hacerla extensiva a nuestra Península, ya que según las comunicaciones presentadas en el XXV Simposio de la Sociedad de Lingüistica, celebrado en Zaragoza, el primer bronce encontrado en Contrebia Belaisca (Botorrita), en el año 1970, es una ley que hace referencia a un bosque sagrado, un encinar, y que establece toda una serie de prohibiciones, normas y castigos para su protección, indicando también que se encuentra vigilado.