El balsero y el estudiante.
“…Un día, un joven estudiante naturalista sube con su auto a una vieja balsa comandada por un viejito, de cuerpo fuerte y alma concreta. En el viaje el joven, sorprendido por la inmensidad de paisajes del lugar, se bajo de su auto y le pregunto al viejito que estaba ocupado con su trabajo:
-Buen día señor, veo que usted lleva mucho tiempo haciendo este trabajo.
- Si, toda mi vida fui balsero.
-Vea usted, ¿y siempre recorrió este mismo camino que estamos recorriendo ahora?
-Si, es un camino muy transitado, que me deja el dinero necesario para vivir…
-Entonces sabrá usted, que son esas hermosas piedras que veo a la orilla, como se llaman?
-No señor, disculpe que no sepa responderle, pero no se como se llaman esas hermosas piedras…
-Ahhh, entonces, amigo, ha perdido una gran parte de su vida por no conocer la amplia variedad de estas piedras hermosas.
El balsero, sin saber que responder, siguió dirigiendo la balsa, mientras el estudiante observaba el paisaje.
En un momento el estudiante vuelve a dirigir la palabra hacia el balsero, y le pregunta:
-Usted sabe que son esas hermosas flores, de los colores mas variados, que florecen a la orilla de estas aguas?
-No señor, no lo se. Se que son flores, pero no se que flores son.
-Ahh, entonces, amigo, usted ha perdido otra gran parte de su vida al no conocer la hermosa variedad de flores del lugar…
El balsero, nuevamente sin decir nada, continuó con su viaje por el rio, mientras el estudiante observaba la naturaleza.
En un momento, el estudiante volviendo a dirigir la palabra al balsero, le pregunta:
-Disculpe, usted sabe como se llaman esos hermosos peces que nadan por las cristalinas aguas de este río?
-No señor, solo se que son peces, pero no se sus nombres y nada referido a ellos.
- Ahh, que lastima, entonces, sepa usted que ha perdido una gran parte de su vida al no saber nada de peces, ni de flores, ni de rocas…
Al momento siguiente, el balsero se da cuenta que la balsa comienza a hundirse de forma rápida, y le pregunta al estudiante:
-Disculpe, usted sabe nadar?
-No, no se, nunca se me dio la oportunidad para aprender
- Ahh, que lastima, entonces amigo, sepa que usted va a perder toda su vida!
Moraleja: A veces, las cosas mas estupidas o que nunca usamos, son las que nos pueden “salvar” la vida en precisos momentos… El estudiante podía saber muchas cosas sobre la naturaleza, pero no sabia lo que necesitaba para seguir en vida… Saber Nadar! algo tan simple, pero tan útil en su momento…
“…Un día, un joven estudiante naturalista sube con su auto a una vieja balsa comandada por un viejito, de cuerpo fuerte y alma concreta. En el viaje el joven, sorprendido por la inmensidad de paisajes del lugar, se bajo de su auto y le pregunto al viejito que estaba ocupado con su trabajo:
-Buen día señor, veo que usted lleva mucho tiempo haciendo este trabajo.
- Si, toda mi vida fui balsero.
-Vea usted, ¿y siempre recorrió este mismo camino que estamos recorriendo ahora?
-Si, es un camino muy transitado, que me deja el dinero necesario para vivir…
-Entonces sabrá usted, que son esas hermosas piedras que veo a la orilla, como se llaman?
-No señor, disculpe que no sepa responderle, pero no se como se llaman esas hermosas piedras…
-Ahhh, entonces, amigo, ha perdido una gran parte de su vida por no conocer la amplia variedad de estas piedras hermosas.
El balsero, sin saber que responder, siguió dirigiendo la balsa, mientras el estudiante observaba el paisaje.
En un momento el estudiante vuelve a dirigir la palabra hacia el balsero, y le pregunta:
-Usted sabe que son esas hermosas flores, de los colores mas variados, que florecen a la orilla de estas aguas?
-No señor, no lo se. Se que son flores, pero no se que flores son.
-Ahh, entonces, amigo, usted ha perdido otra gran parte de su vida al no conocer la hermosa variedad de flores del lugar…
El balsero, nuevamente sin decir nada, continuó con su viaje por el rio, mientras el estudiante observaba la naturaleza.
En un momento, el estudiante volviendo a dirigir la palabra al balsero, le pregunta:
-Disculpe, usted sabe como se llaman esos hermosos peces que nadan por las cristalinas aguas de este río?
-No señor, solo se que son peces, pero no se sus nombres y nada referido a ellos.
- Ahh, que lastima, entonces, sepa usted que ha perdido una gran parte de su vida al no saber nada de peces, ni de flores, ni de rocas…
Al momento siguiente, el balsero se da cuenta que la balsa comienza a hundirse de forma rápida, y le pregunta al estudiante:
-Disculpe, usted sabe nadar?
-No, no se, nunca se me dio la oportunidad para aprender
- Ahh, que lastima, entonces amigo, sepa que usted va a perder toda su vida!
Moraleja: A veces, las cosas mas estupidas o que nunca usamos, son las que nos pueden “salvar” la vida en precisos momentos… El estudiante podía saber muchas cosas sobre la naturaleza, pero no sabia lo que necesitaba para seguir en vida… Saber Nadar! algo tan simple, pero tan útil en su momento…
CURIOSAMENTE, PEPEPACO, copié aquí, el 26 de enero, una enseñanza parecida copiada de uno de mis libros de texto de la infancia. La reproduzco como curiosidad.
"... muchas de ellas tenían su moraleja o enseñanza práctica para la vida. Hoy traigo aquí una que se encabezaba así:
El sabio que no sabía nadar
Cierto sabio pidió a un barquero que le pasase a la otra orilla del río. Ya en el trayecto, viendo la tosca traza de éste, le preguntó con ironía:
- ¿Sabes Filosofía?
-No sé que es eso, señor.
-Pues hazte cuenta que has perdido media vida. ¿Y Matemáticas?
-Tampoco -contestaba el rústico.
-Pues has perdido las tres cuartas partes de la vida.
El viaje se hacía penoso. Un golpe de viento inclinó la barquilla y la hizo zozobrar. Estaban ya para hundirse, cuando preguntó angustiado el barquero:
- ¡Diga, señor! ¿Sabe usted nadar?
- ¡No! -respondió alarmado el sabio.
-Pues hágase cuenta que ha perdido la vida entera.
Después de los resultados del informe Pisa, es de esperar que nuestros alumnos sepan al menos nadar.
P. D.: Desconocemos en qué cementerio habrán enterrado a una tal Filosofía.
"... muchas de ellas tenían su moraleja o enseñanza práctica para la vida. Hoy traigo aquí una que se encabezaba así:
El sabio que no sabía nadar
Cierto sabio pidió a un barquero que le pasase a la otra orilla del río. Ya en el trayecto, viendo la tosca traza de éste, le preguntó con ironía:
- ¿Sabes Filosofía?
-No sé que es eso, señor.
-Pues hazte cuenta que has perdido media vida. ¿Y Matemáticas?
-Tampoco -contestaba el rústico.
-Pues has perdido las tres cuartas partes de la vida.
El viaje se hacía penoso. Un golpe de viento inclinó la barquilla y la hizo zozobrar. Estaban ya para hundirse, cuando preguntó angustiado el barquero:
- ¡Diga, señor! ¿Sabe usted nadar?
- ¡No! -respondió alarmado el sabio.
-Pues hágase cuenta que ha perdido la vida entera.
Después de los resultados del informe Pisa, es de esperar que nuestros alumnos sepan al menos nadar.
P. D.: Desconocemos en qué cementerio habrán enterrado a una tal Filosofía.
Buenos dias Manuel.
Me contó una vez un profesor de física, un chiste acerca de la filosofía:
Charlaban dos estudiantes, y uno le pregunta al otro:
-Oye, y tú ¿que sacas de la filosofía?
- ¿yo? la cabeza caliente y los pies fríos, ¿y tú?
- Pues verás, yo saco dos novias estupendas, la Filo para mí, y la Sofía para tí.
Hasta luego.
Me contó una vez un profesor de física, un chiste acerca de la filosofía:
Charlaban dos estudiantes, y uno le pregunta al otro:
-Oye, y tú ¿que sacas de la filosofía?
- ¿yo? la cabeza caliente y los pies fríos, ¿y tú?
- Pues verás, yo saco dos novias estupendas, la Filo para mí, y la Sofía para tí.
Hasta luego.