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DEZA: HABLÁBAMOS DE LIMONADA...

VOCABULARIO SORIANO Y COSTUMBRES

LIMONADA.- No, no busquéis en el diccionario de la RAE que puede llevaros a equívoco. Cualquier soriano sabe que a la limonada que nos referimos no es a la del limón, agua y azúcar ni tampoco a la sangría.
El tan comentado aquí "Diccionario de habla soriana" dice de limonada: "Bebida elaborada para Semana Santa con vino, limón, azúcar y canela. Especialmente exquisita en la zona soriana de la Ribera del Duero."
Hasta aquí sus ingredientes y la fecha preferente de elaboración y degustación. Pero en esa misma Ribera del Duero comentada o zona de San Esteban como también se la conoce, y alguna otra parte, se aprovecha la excusa de otras fiestas para elaborarla y, por supuesto, catarla. Que si San Isidro, que si las bodas, comuniones, algún bautizo... Aunque es éste último un raro acontecimiento en los pueblos de nuestra provincia, pues no van quedando mozas en edad de procrear. En algunos pueblos también la hacen los mozos para las fiestas, aunque no siempre limonada, en sentido purista, sino otra bebida distinta que conocemos como zurracapote, y del que ya se hablará en otra ocasión si se tercia.
Es costumbre bastante extendida que la limonada la hagan los hombres. En tratándose de morapio o alguien de su parentesco, ya se sabe, aquí no nos importa ser un tanto "cocinillas".
¿La fórmula? Sin llegar al "top secret" de la coca-cola, cada uno la hace a su manera, y aquí hablo de los bares y almacenistas de vinos y otros productores.

HABLÁBAMOS DE LIMONADA
LIMONADA
Su fórmula, decíamos, sin ser secreta sí adquiere un toque personal a gusto del consumidor. Sobre gustos sí hay mucho escrito.
Básicamente, se separa una cantidad del total del vino tinto, por ejemplo para 4 litros separaríamos uno, al que se añade el azúcar. Aquí entraría lo dulce que la queramos, pero puede ser, para esta cantidad de vino, entre 1/2 kilo y 3/4, poniéndolos al fuego hasta que se deshace. Cuando se produce la "llamatada", la quema del alcohol, se retira añadiéndole el resto del vino, el zumo de uno o dos limones y unas ramitas de canela y... a reposar. Mientras más repose, mejor. Quien suscribe, cuando se ha metido a experimentar, reconoce honradamente que no ha tenido paciencia para dejarla reposar mucho tiempo. A ver quién se aguanta las ganas con lo rica que está. Pero, cuidado, que entra tan bien y tan suave que se sube a la cabeza si se abusa.
Mientras queden sorianos habrá limonada para disfrutar...