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EL PASO DEL FUEGO SAMPEDRANO

De un tiempo a esta parte, la Fiesta del Paso del Fuego de San Pedro Manrique ha alcanzado renombre internacional. Sin embargo, aunque sorprenda, no hace tantos años que esta fiesta ha traspasado los límites provinciales, sin duda debido el aislamiento de la zona conocida como Tierras Altas. Con su difusión por los medios de comunicación y el uso generalizado del automóvil, más las ganas de conocer y disfrutar de cualquier acontecimiento o celebración, en los últimos años se congregan miles de personas en el anfiteatro anexo a la ermita de la Virgen de la Peña de San pedro Manrique. Mientras tecleo estas líneas estará aconteciendo lo que comento. Sólo que quien suscribe está a bastantes cientos de kilómetros.

A estas horas de la noche, víspera de San Juan, se habrá prendido ya fuego a la pira cuadrada de leña de roble. Cuenta la tradición que en este lugar la imagen de la Virgen apareció sobre un espino. Y más de uno, en nombre de esta Virgen, pasará el fuego en cumplimiento de una promesa.
Mucho se ha escrito sobre este Paso del Fuego, pero, en atención a cuantos foreros nos visitan y no conocen, al menos en vivo, esta fiesta, añadiremos algo más sin intención de ser original, que es difícil serlo.

EL PASO DEL FUEGO EN SAN PEDRO MANRIQUE (Soria)

Una vez que la leña se ha quemado totalmente, (en estos momentos estará ardiendo y eso ocurrirá dentro de una hora, pues suele hacerlo entre una hora y hora y media), se extienden con cuidado las ascuas y se forma una alfombra ardiente. Pero, cuidado, que hay que inspeccionar el terreno para que no queden piedras u objetos que puedan producir quemaduras.
El paso del fuego suelen hacerlo sólo los del pueblo. Los de fuera declinan gustosos el poder hacerlo pues, algún osado que lo intentó, terminó por quemarse como aquel curita preconciliar que, sotana arremangada, quiso convencer a todos los fieles que no era para tanto y que de milagro, rien de rien, que sólo había que pisar con fuerza, como hacen los sampedranos. Consecuencias: casi termina como San Lorenzo, el de la parrilla, al menos en sus pies que debieron quedar cual pinchito moruno. Y eso que no se fiaba de la Virgen, que si llega a fiarse...
Pues no ha sido el único en experimentar las quemaduras, a pesar de que los teóricos insisten en que hay que pisar fuerte para apagar la combustión del ascua, que si patatín que si patatán, pero de la teoría a la práctica hay un abismo.
Los sampedranos, en cambio, suben a sus espaldas a su mujer, o hija o novia y plas, plas, con paso firme pasan el fuego. Y no se queman. Yo que tú, forastero, no haría la prueba. Por si acaso.
Un saludo.

En confianza: iba a seguir poniendo colaboraciones, pero viendo que esto es un puro soliloquio a lo Juan Palomo -yo me lo guiso, yo me lo como- pues eso, hasta otra.