El abuelo encontró mi bañera, estoy sonriente y se me ve feliz. Aquí no me picho con los cardos que me rodean por todas partes. Lo malo es que el sol del verano me pagará de lleno todo el santo día y me quedaré cieguecita y cuando vuelva en agosto, no lo veré. Pero volveré a sonreir porque su voz la rconoceré mientras viva...
Un abrazo.
Un abrazo.