¿tienes un restaurante?

DEZA: También amigos, en aquellos años, estuve merendando...

Hoy, día de San Pedro, Domingo de Calderas en Soria.

Como dice la canción: No hay en España ni habrá...

DOMINGO DE CALDERAS
Vals, 1942

Hoy tiene el sol más destellos
y a su luz nuestra Alameda,
muestra toda la hermosura
de una inmensa rosaleda.

Pues con sus lindos vestidos
de caprichosos colores,
dan nuestras bellas mujeres
envidia a los propios flores.

Y en este jardín de ensueño,
vergel de aromas y maravillas,
resalta el color y encanto
de los Jurados y las Cuadrillas

Que al son de las dulces gaitas
tan populares y sanjuaneras
reparten esta mañana
las ricas viandas de sus Calderas.

Y cumplido el rito más tradicional,
la típica prueba por la Autoridad,
todo el vecindario alegre y jovial
recibe su parte, el vino y el pan.

No hay en España, ni habrá,
ni fuera de sus fronteras,
día de más esplendor (palmas)
que el Domingo de Calderas.

No hay en España, ni habrá, (palmas)
ni en España, ni en el mundo,
otras Fiestas de más rumbo
que las nuestras de San Juan. (Bis)

Tuve la suerte de pasar ocho días invitado a las Fiestas de San Juan de Soria y gravé en mi cámara de vídeo muchos bellos momentos de los actos celebrados durante aquellos días. Recuerdo especialmente el desfile del Domingo de Calderas. Quedé impresionado de la belleza y de la elegancia de la mujer soriana. Tanto con su traje típico de piñorra como en traje de "vestir", la encontré elegante y hubo momentos que hasta me emocioné. Lo comentaba con un viejecito y él me decía: "Es que la mujer soriana es muy guapa y elegante...". La verdad es que sí. Debemos estar orgullosos de ello.

Un abrazo.

También amigos, en aquellos años, estuve merendando en la pradera de Valonsadero con viandas caseras de nuestra amiga Pilar y el vinillo casero de Seve, viendo desde el burladero, tentar los toros y el espectáculo de la suelta del ganado con docenas de picadores a caballo...

He tenido la suerte de volver estos días por allí y comer en la chopera que hay en la casa del guarda, en un ambiente de completa calma y sosiego. Dos días más tarde se llenaría de nuevo, la pradera, con una ingente multitud de gente ávida de diversión; pero el abuelo ya no estaría allí. Había que volver a casa y dejar la diversión para otros.

Un abrazo.