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DEZA: SOBRE CULEBRAS (VI)...

Vamos a seguir con historias de culebras. Quiero recoger varias leyendas y opiniones de todo el mundo, empezando por una que nos dice que en Silos (Burgos) recuerdan todavía a la infortunada Godina, quien sólo tras peregrinar allí logró expulsar a una gigantesca culebra, alojada en su estómago durante nueve meses tras quedarse un día dormida en el campo con la boca abierta. En Vizcaínos dicen que cuando va a llover las culebras se ponen a cantar. Y en Vivar aseguran que no existen, o que están como dormidas, pues el Cid Campeador las maldijo.

¿Conoces más historias sobre culebras? Cuéntanoslas, son todas fascinantes.

Un abrazo.

SOBRE CULEBRAS (VI)
La doncella-hada y la serpiente en realidad son el mismo ser, con dos facetas que se complementan. Llegamos así a los mitos de mujeres híbridas como las sirenas y melusinas.
En todos ellos, el humano de quien se prendan resulta indigno de su amor (eso cuando no se tapa los oídos con cera para no escucharla y se hace atar al mástil de su barco para no ir tras ella, como el bueno de Ulises, je, je...)
Pero vamos a centrarnos en Melusina, la más cercana a las doncellas de quienes hemos hablado antes.
Melusina era un hada deliciosamente hermosa e inteligente que había sido maldecida por su madre por tomarse la justicia por la mano nada menos que con su propio padre. Un día conoció a un joven caballero que la encontró al pie de una fuente y le pidió un consejo. Los consejos de Melusina, así como su belleza, cautivaron al joven, que se casó con ella tras jurarle que no la regañaría, no le pegaría y no la espiaría jamás. Fueron felices y prósperos, tuvieron muchos hijos, castillos y tierras, pero Melusina siempre desaparecía el sábado sin dar explicaciones. Mal aconsejado por sus cortesanos, el esposo de Melusina la espía un sábado mirando por la cerradura mientras ella toma un baño, y ve que la parte de su cuerpo en contacto con el agua se ha transformado en cola de serpiente. Cuando Melusina descubre que su marido la ha espiado, le reprocha haber incumplido sus promesas, pues ya faltaba poco para que con su amor y confianza la desencantase, despliega un par de alas y se va. Dicen que no dejó de rondar el castillo para asegurarse de que sus hijos estaban bien, pero nunca más quiso ver a su marido, quien acabó sus días en un convento, muy arrepentido.
Nótese que Melusina tiene alas, aunque hasta el final no se le ven. Melusina es, por lo tanto, un reptil con alas... Pues sí, un dragón.
Y es que el dragón es el paso siguiente de la evolución de la serpiente, y se fue enriqueciendo progresivamente con poderes relacionados con los cuatro elementos: anda, nada, vuela y echa fuego por la boca. Es, por lo tanto, el ser más superior que existe, la síntesis de cuanto hay en la naturaleza.
Sin embargo en el occidente europeo el dragón es, cómo no, el malo de la película. La ciencia se ha encargado de explicarnos que los dragones no existen, pero en realidad el dragón es una abstracción, un símbolo que apela directamente a nuestro subconsciente, no existe ni ha existido nunca "biologicamente". Es tan estúpido demostrar la inexistencia de dragones como demostrar que cuando nos enamoramos ninguna flecha atraviesa nuestro corazón... una falta total de comprensión del pensamiento poético.
La religión católica tampoco ha simpatizado con ellos, pues son sublimaciones de la serpiente-diosa y por lo tanto demoníacos.
Sin embargo, la iglesia católica ha tenido que tragarse un dragón, y bien grande: el de San Jorge. Dragón que, por supuesto, aparece junto a una doncella. Han malinterpretado la imagen, han hecho del dragón un poder malo que tenía cautiva a la doncella, y un caballero lucha con él y lo mata, qué aberración.
Por supuesto, el tal San Jorge nunca existió y las autoridades eclesiásticas se resistieron durante mucho tiempo a admitirlo en su santoral, pero la devoción popular por este mito era y sigue siendo intensa.