DEZA: El despoblado de Castril (VI)...

El despoblado de Castril (VI)
Posiblemente fuera la escasa rentabilidad de estos molinos lo que, el 29 de mayo de 1516, decantara al monasterio de La Vid a establece un censo enfitéutico perpetuo a favor de Gutiérrez Delgadillo (señor de Castrillo de Luis Díez, Cevico Navero, Alcozar...) en el que quedaba incluido el dominio útil de dos ruedas de aceña (molinos) que dicho monasterio poseía en el río Duero, en el término del lugar de Castril, de la jurisdicción de la villa de San Esteban de Gormaz, con todos sus aparejos y con un barco que había en dichas aceñas, tal y como se indica en la carta censal.
La barca, u otra posteriormente construida, todavía cruzaba el Duero en la década de los sesenta del siglo pasado. Era un rudimentario artilugio hecho con tablones. Unas viejas cubas lo hacían flotar sobre el agua, y dos maromas, de las que se había de tirar con fuerza, posibilitaban el cruzar el río sin ni siquiera mojarse las albarcas. La maroma y también este tipo de balsa dicen que se denominó andarivel. Su manejo era muy simple, pero se requería cierta pericia para hacer que se deslizase por el agua, por lo que no faltó la ocasión en la que volcase y acabara el pasaje remojado en el Duero en pleno invierno, sin que la gravedad de estos hechos pasara de pillar un resfriado morrocotudo los navegantes.
— ¿Y dice que se llamaba andarivel?
—Eso pone en los libros.
—Pues por aquí, que uno sepa, nunca se ha estilado esa palabra. Aquí a esa cuerda gorda se la llamaba maroma y al achiperre aquel le decíamos barca de cubetes y sanseacabó.
— ¿Usted ha conocido eso o sólo es otro cuento?
— ¡Qué va a ser!, ¡dígamelo usted a mí, que por poco me ahúgo un día que volcó aquel aparato y dimos todos en el Duero!