Es lo que pasa; cuando uno se encuentra solitario en un foro, lo sé por experiencia, deja de poner mensajes de su cosecha y se va a copiarlos de otras fuentes. Una vez lo decía el amigo Manuel que ahora se encuentra ausente por asuntos familiares. Si no hay intercambio de ideas, se llega a la repetición o sales por los cerros de Úbeda. El otro día nos dieron el significado de tal expresión.
A mi me ha pasado que he tirado por el camino de las raposas y creo que huelo ya, lo mismo que ellas. ¿No os parece...?
Un abrazo.
A mi me ha pasado que he tirado por el camino de las raposas y creo que huelo ya, lo mismo que ellas. ¿No os parece...?
Un abrazo.
Y hablando del olor de las raposas o zorras- vulpes vulpes-su nombre científico, me viene a la memoria un hecho y aún perdura en mi inconsciente aquel rastro que dejó una que iba camino de retiro, creo yo. Era una madrugada de agosto en la que me tocó echar parva en la era mientras mi padre había ido a buscar un viaje de mies. Estaba en mi faena y pasó por mi costado una guineu, es así como se nombra en otros ambientes y dejó un perfume que no es fácil de olvidar.
Cuando llegó nuestra perrita, media hora más tarde comenzó a ladrar y dar vueltas como loca de rabia. Le habían invadido sus dominios...
Un abrazo.
Cuando llegó nuestra perrita, media hora más tarde comenzó a ladrar y dar vueltas como loca de rabia. Le habían invadido sus dominios...
Un abrazo.
A mi me ha sorprendido en el devenir de mi existencia, que las mujeres en tiempos, usaran como adorno muy estimado, la piel de las raposas convenientemente curtidas y con el olor particuar del perfume que usara cada una de las portantes. Aún dejaban más rastro que aquella que pasó por mi era una mañana de verano. Y yo veía el pobre bicho, tal como si le hubiese pasado una apisonadora por encima, con aquellas patitas colgando y aquellos ojos inexpresivos de cristal pegado en sus pupilas vacías. Ahora los chorras esos, se enfadarían porque dirían que las vulpes vulpes tiene derecho a la vida. Bueno, eso nadie lo niega, pero pienso yo que alguna vez tendrán que dejar su piel en este mundo igual que cada quisque.
Un abrazo.
Un abrazo.
Cuando yo era chico y corría todos los graneros de mis primos y amigos, recuerdo que un tío mío, hermano de mi padre, tenía lo menos media docena de pieles colgadas en la golfa. Cuando se cazaba una, cosa frecuente dado su número, se le volvía la piel empezando por la boca, que la tiene muy grande y estirando se acababa por la colita teniendo mucho cuidado que quedara entera pues de contrario perdía mucho valor comercial. De esta manera la piel quedaba entera. La volvías al revés y la llenabas de paja y la colgabas. Cuando venía el peletero de turno, trataba de comprártela a precio de ganga discutiendo de que si había tantas, que si el color era tal y cual, de que perdía algo de pelo, de que tenía algo de olor pues no estaba seca del todo... etc. Al fin se la tenía que llevar. A ver que ibas hacer con tus zorras colgadas en el granero...
Un abrazo.
Un abrazo.