Ayer mi vecino Antonio perdió su perrita Ketty y la perdió de un modo trágico. Salió a dar un paseo por los las cercanías del pueblo como era su costumbre de cada día y al pasar por una casa salieron dos grandes perros (desconozco la raza) y lo atacaron ferozmente. La pobrecita se metió debajo de un coche y a pesar de que se rescató al momento y se llevó al veterinario antes de cinco minutos del hecho, no se pudo hacer nada por su vida y falleció. El caso es que el doctor canino la revisó de arriba abajo y no encontró ni un simple rasguño. El dueño no quiso hacerle la autopsia y por tanto no se supo de qué murió. Quizá fuese una parada cardiaca, por el susto que se llevó. Total que la incineraron y todo acabado pues a pesar del dolor de sus dueños no han querido buscar líos, con el vecino de los perros asesinos.
Un abrazo.
Un abrazo.
A pesar de que me ha dicho el amo de que raza era la perrita que hemos citado, no la recuerdo. Yo la veía muchos días y era una cosa como la de la fotografía, muy inquieta y vivaracha. La compró siendo un cachorrillo y le costó hace cinco años, la friolera de doscientas mil pelas. Yo sé de un pariente que le compró un perro a su caprichosa señora y a pesar de ser raro, le costó la mitad. Vaya precio que llevan los chuchos...
Un abrazo.
Un abrazo.