A más cuatro desgraciados les han cortado la cabeza en un sencillo escenario como el que vemos en la foto: Un hacha y un tajón. Cuando yo iba a la escuela, teníamos un libro en donde se veía a los Comuneros Padilla, Bravo y Maldonado subidos en un estrado o cadalso en que se mostraba a uno de ellos de rodillas, con las manos atadas atrás y recién decapitado. La cabeza la mostraba el verdugo cogiéndola por los pelos con su mano izquierda y levantándola en lo alto. En su derecha llevaba el hacha todavía sangrante. Y yo me preguntaba... ¿Mirarán todavía aquellos ojos separados del cuerpo, a todos los espectadores? Y me extasiaba mirando el coraje de aquellos héroes. Me figuro el adaptador de mi portátil que una vez desenchufado sigue con la luz encendida durante un minuto a lo menos...
Un abrazo.
Un abrazo.