Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja.
Esto se llama un calambur
El calambur (del italiano "bromear con la pluma") es un juego de palabras que, basándose en la homonimia, en la paronimia o en la polisemia, consiste en modificar el significado de una palabra o frase agrupando de distinta forma sus sílabas. Por ejemplo: plátano es/plata no es.
El padre de este artificio lingüístico, según la mayoría de los autores, es François Georges Maréschal, marqués de Biève, quien al parecer comenzó a explotar la hilaridad que en la corte de Luis XVI provocaban los continuos equívocos protagonizados por el conde de Kalemburg, embajador de Westfalia, debidos su escaso dominio de la lengua francesa.
No obstante, otros autores postulan que el término calambur proviene del árabe "kalembusu" (palabra equívoca), o del italiano "calamo burlare" (bromear con la pluma).
Otros autores, también lo hacen proceder del francés calembour, (de calembourg) y este, de Kahlenberg, pueblo cuyo párroco, hacia 1300, fue célebre por el empleo de ese juego de palabras.
Veamos algunos.
El calambur más famoso de la historia de la lengua española se atribuye a Quevedo quien llamó "coja" a la reina Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV, sin que se llegara ella a ofender al presentarse el poeta ante la reina con una flor en cada mano diciéndole:
Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja. / Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad es coja.
Podemos poner muchos más ejemplos:
Si yo lo quito y ella lo caza. / Si yo loquito y ella locaza.
o una mejora de este último
Yo loco, loco, y ella loquita. / Yo lo coloco y ella lo quita.
¡Ave!, César de Roma. / A veces arde Roma.
Mi madre estaba riendo. / Mi madre está barriendo
El Conde Escoto, ni es Conde, ni Escoto. / El Conde Escoto ni esconde, ni es coto.
El calambur es utilizado para la construcción de acertijos como los siguientes:
Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga, espera (La pera)
Oro parece, plata no es (El plátano)
Este banco está ocupado por un padre y por un hijo. El padre se llama Juan, el hijo ya te lo he dicho (Esteban)
Dicen que son de dos, pero sólo son de una (Los dedos)
No pienses en otras cosas, que las tienes en el mar, o las ves llegar furiosas, o las ves mansas llegar (Las olas)
¿Os lo creeréis si os lo digo que ésta es su capital? Pero no es ésta, os lo digo, sino ruega y lo sabrás (Oslo y Noruega)
Y lo es, y lo es y no me lo adivinas en un mes (El hilo)
Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir; te la digo veinte veces y no la sabes decir (La tela)
Ya ves, ya ves, tan claro que es. No me la adivines de aquí a un mes (Las llaves)
Escriba, escriba y comprobará que mi nombre se lo he dicho ya (La criba)
Redondo, redondo, fila por fila; quien sepa leer, mi nombre escriba (La criba)
Yo, yo me subo, yo, yo me bajo; si lo adivinas eres muy majo (El yoyó)
Vivo en el mar sin ser pez y soy siempre juguetón; nunca me baño en el Rin, pues soy el mismo del fin (El delfín)
En un puerto hay tres barcos, uno es un crucero, otro un trasatlántico y el otro ya te lo he dicho (El yate)
"Sí mona, así te quiero", un galán aseguraba y a su dama así le daba, astuto, su nombre entero (Simona)
¡Escapa, escapa!, que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa (La capa)
Míralo del derecho y del revés, viene y va; va y viene. Si taba no es. ¿Qué será? (El tábano)
Yo tengo un ángulo recto y tres lados que me abarcan. Aunque no quieras creerlo, mi nombre completo es cuadra (La escuadra)
Es puma, no es animal; flota y vuela... ¿qué será? (La espuma)
Esto que estoy diciendo, es lo que yo te pregunto y serás un gran borrico si no lo dices al punto (El estoque)
Lana sube, lana baja, los ladrones la trabajan (La navaja)
¿Qué será? ¿qué será? que en la mesa siempre está (La quesera)
Si el enamorado es discreto y entendido / ahí va el nombre de la dama / y el color de su vestido (Elena, morado)
Con dados ganan condados (Luis de Góngora)
De mi arte a tu arte, prefiero mi arte (miarte).
Un abrazo
Esto se llama un calambur
El calambur (del italiano "bromear con la pluma") es un juego de palabras que, basándose en la homonimia, en la paronimia o en la polisemia, consiste en modificar el significado de una palabra o frase agrupando de distinta forma sus sílabas. Por ejemplo: plátano es/plata no es.
El padre de este artificio lingüístico, según la mayoría de los autores, es François Georges Maréschal, marqués de Biève, quien al parecer comenzó a explotar la hilaridad que en la corte de Luis XVI provocaban los continuos equívocos protagonizados por el conde de Kalemburg, embajador de Westfalia, debidos su escaso dominio de la lengua francesa.
No obstante, otros autores postulan que el término calambur proviene del árabe "kalembusu" (palabra equívoca), o del italiano "calamo burlare" (bromear con la pluma).
Otros autores, también lo hacen proceder del francés calembour, (de calembourg) y este, de Kahlenberg, pueblo cuyo párroco, hacia 1300, fue célebre por el empleo de ese juego de palabras.
Veamos algunos.
El calambur más famoso de la historia de la lengua española se atribuye a Quevedo quien llamó "coja" a la reina Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV, sin que se llegara ella a ofender al presentarse el poeta ante la reina con una flor en cada mano diciéndole:
Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja. / Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad es coja.
Podemos poner muchos más ejemplos:
Si yo lo quito y ella lo caza. / Si yo loquito y ella locaza.
o una mejora de este último
Yo loco, loco, y ella loquita. / Yo lo coloco y ella lo quita.
¡Ave!, César de Roma. / A veces arde Roma.
Mi madre estaba riendo. / Mi madre está barriendo
El Conde Escoto, ni es Conde, ni Escoto. / El Conde Escoto ni esconde, ni es coto.
El calambur es utilizado para la construcción de acertijos como los siguientes:
Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga, espera (La pera)
Oro parece, plata no es (El plátano)
Este banco está ocupado por un padre y por un hijo. El padre se llama Juan, el hijo ya te lo he dicho (Esteban)
Dicen que son de dos, pero sólo son de una (Los dedos)
No pienses en otras cosas, que las tienes en el mar, o las ves llegar furiosas, o las ves mansas llegar (Las olas)
¿Os lo creeréis si os lo digo que ésta es su capital? Pero no es ésta, os lo digo, sino ruega y lo sabrás (Oslo y Noruega)
Y lo es, y lo es y no me lo adivinas en un mes (El hilo)
Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir; te la digo veinte veces y no la sabes decir (La tela)
Ya ves, ya ves, tan claro que es. No me la adivines de aquí a un mes (Las llaves)
Escriba, escriba y comprobará que mi nombre se lo he dicho ya (La criba)
Redondo, redondo, fila por fila; quien sepa leer, mi nombre escriba (La criba)
Yo, yo me subo, yo, yo me bajo; si lo adivinas eres muy majo (El yoyó)
Vivo en el mar sin ser pez y soy siempre juguetón; nunca me baño en el Rin, pues soy el mismo del fin (El delfín)
En un puerto hay tres barcos, uno es un crucero, otro un trasatlántico y el otro ya te lo he dicho (El yate)
"Sí mona, así te quiero", un galán aseguraba y a su dama así le daba, astuto, su nombre entero (Simona)
¡Escapa, escapa!, que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa (La capa)
Míralo del derecho y del revés, viene y va; va y viene. Si taba no es. ¿Qué será? (El tábano)
Yo tengo un ángulo recto y tres lados que me abarcan. Aunque no quieras creerlo, mi nombre completo es cuadra (La escuadra)
Es puma, no es animal; flota y vuela... ¿qué será? (La espuma)
Esto que estoy diciendo, es lo que yo te pregunto y serás un gran borrico si no lo dices al punto (El estoque)
Lana sube, lana baja, los ladrones la trabajan (La navaja)
¿Qué será? ¿qué será? que en la mesa siempre está (La quesera)
Si el enamorado es discreto y entendido / ahí va el nombre de la dama / y el color de su vestido (Elena, morado)
Con dados ganan condados (Luis de Góngora)
De mi arte a tu arte, prefiero mi arte (miarte).
Un abrazo