Y ya el último de paraguas. Hace algún tiempo veníamos mi mujer y yo hacia casa y había unos chavales de unos 14 años pintando con un espray en una pared inmaculada de la casa de unos vecinos del barrio. Mi mujer, que es armas tomar cuando se enfada, les recriminó la acción y seguían con su malsana afición, como si tal cosa. Entonces mi mujer agarró el paraguas que llevaba en la mano y la emprendió a paraguazos con los chavales, los cuales al principio le plantaron cara; pero al final se fueron corriendo y ya no han vuelto a pintar nunca más en aquella pared.. Los estacazos y el temor a la denuncia de uno de ellos del cual conocía los padres, creo que los convenció, aunque fuese por las malas. Y es que muchas veces, por las buenas, ni te hacen caso, amigo/a.
Un abrazo
Un abrazo