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Sentidos

Contrariamente a las creencias populares, no son ciegos, ya que muchos además de su sistema de sonar, emplean la vista para distintas actividades. A diferencia de los micromurciélagos (suborden Microchiroptera), los megamurciélagos (suborden Megachiroptera) emplean la visión para orientarse y localizar a sus presas (un único género ha desarrollado un mecanismo de ecolocación que utiliza sólo cuando vuela en total oscuridad). Los ojos de los megamurciélagos están más desarrollados que los de los micromurciélagos y, en general, ningún murciélago está totalmente ciego; incluso los micromurciélagos pueden utilizar como señales durante el vuelo objetos muy visibles del terreno para regresar a su refugio.
Todos los micromurciélagos, al igual que los cetáceos, poseen un mecanismo de sónar que les permite percibir su entorno y en el caso de las especies insectívoras, también les permite localizar a sus presas sin necesidad de usar el sentido de la vista o del olfato: es la ecolocalización. Consiste en la emisión de sonidos de alta frecuencia (ultrasonidos, inaudibles para nuestra especie), que después de chocar con los objetos, se reflejan a modo de eco y son captados por los oídos del murciélago, que sí los percibe. Al igual que el sonar, este sistema los capacita para conocer la posición, la distancia relativa e incluso el tipo de objetos que hay a su alrededor. De esta manera el murciélago puede volar en total oscuridad, y podría afirmarse que es capaz de ver acústicamente. Las señales emitidas tienen una frecuencia y una modulación características en cada especie. Los pulsos de sonido son generados en la laringe del animal y según la especie, son emitidos por la boca o por los orificios nasales. Un murciélado encerrado en una habitación llena de cables cruzados, puede volar perfectamente en la oscuridad, sin tocar ninguno de ellos.
Un abrazo