Entre los muchos cambios sociales que traería la primera guerra mundial, estuvo la moda de los pantalones femeninos. Coco Chanel los puso en boga en la Costa Azul, pero, por mucho tiempo, fueron considerados prenda propia de una élite ociosa y frívola, ya que solo se usaban para la playa, para practicar deportes o para recibir en casa. Incluso, eran hechos de materiales ligeros y caros.
La segunda Guerra Mundial obligó a las mujeres a ocuparse de labores y empleos que los hombres habían dejado al partir al frente de batalla. Para esos menesteres masculinos, el uso del pantalón se volvió indispensable. Por otro lado, fue en Estados Unidos y durante la guerra, que, por primera vez, los adolescentes alcanzaron importancia social. Serían ellos quienes pondrían de moda los blue jeans, que hasta entonces eran considerados ropa de trabajo.
Hubo también un elemento sicológico en el vestir de hombre. Los vestidos, las faldas, y los trajes de noche eran parte del atractivo sexual de la mujer. El colgarlos en el armario hasta que el amado soldado retornase se convertía en una prueba de fidelidad equivalente al cinturón de castidad medieval. Sin esas prendas femeninas y usando ropa propia de hombres, las mujeres se sentían más fuertes, menos disminuidas por las trampas de su sexo, y capaces de desempeñar tareas viriles.
Saludos abuelo.
La segunda Guerra Mundial obligó a las mujeres a ocuparse de labores y empleos que los hombres habían dejado al partir al frente de batalla. Para esos menesteres masculinos, el uso del pantalón se volvió indispensable. Por otro lado, fue en Estados Unidos y durante la guerra, que, por primera vez, los adolescentes alcanzaron importancia social. Serían ellos quienes pondrían de moda los blue jeans, que hasta entonces eran considerados ropa de trabajo.
Hubo también un elemento sicológico en el vestir de hombre. Los vestidos, las faldas, y los trajes de noche eran parte del atractivo sexual de la mujer. El colgarlos en el armario hasta que el amado soldado retornase se convertía en una prueba de fidelidad equivalente al cinturón de castidad medieval. Sin esas prendas femeninas y usando ropa propia de hombres, las mujeres se sentían más fuertes, menos disminuidas por las trampas de su sexo, y capaces de desempeñar tareas viriles.
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