POR TIERRAS DE "LA RAYA" (III)
Unos kilómetros más y desde un alto, tras salir de una curva, se divisa, allá a la izquierda, Cihuela. A mis pies, con la majestuosa iglesia de la Asunción presidiendo el caserío, Deza, objeto y fin de mi viaje. Bajo al pueblo y no sigo hacia el centro, donde un cartel indica “Piscinas”, sino que opto por aparcar un poco más abajo. Me pregunto si quizá el abuelo se haya tenido que ausentar por un imprevisto o habrá subido a Soria para ver “Las Edades del Hombre”. Caigo en la cuenta de que, tan poco pródigo a salir en las fotos del foro como es él, sólo recuerdo alguna en que se ve la silueta de un señor alto, pero sin que distinguiera bien sus facciones. Tampoco será difícil dar con él pues en los pueblos se conoce todo el mundo. ¿Y pefeval? ¿Andará ya por Deza? Por quien no voy a preguntar, lógicamente, es por dezano pues, además de parecer absurdo, me contestarían que en Deza son todos dezanos, menos los forasteros, como contestaron a aquel buen hombre que llegó a Sevilla preguntando por D. Pedro de Sevilla y al que el interpelado respondió con guasa que “aquí, todos los Pedros de Sevilla son de Sevilla.”
Unos kilómetros más y desde un alto, tras salir de una curva, se divisa, allá a la izquierda, Cihuela. A mis pies, con la majestuosa iglesia de la Asunción presidiendo el caserío, Deza, objeto y fin de mi viaje. Bajo al pueblo y no sigo hacia el centro, donde un cartel indica “Piscinas”, sino que opto por aparcar un poco más abajo. Me pregunto si quizá el abuelo se haya tenido que ausentar por un imprevisto o habrá subido a Soria para ver “Las Edades del Hombre”. Caigo en la cuenta de que, tan poco pródigo a salir en las fotos del foro como es él, sólo recuerdo alguna en que se ve la silueta de un señor alto, pero sin que distinguiera bien sus facciones. Tampoco será difícil dar con él pues en los pueblos se conoce todo el mundo. ¿Y pefeval? ¿Andará ya por Deza? Por quien no voy a preguntar, lógicamente, es por dezano pues, además de parecer absurdo, me contestarían que en Deza son todos dezanos, menos los forasteros, como contestaron a aquel buen hombre que llegó a Sevilla preguntando por D. Pedro de Sevilla y al que el interpelado respondió con guasa que “aquí, todos los Pedros de Sevilla son de Sevilla.”