Dar en el clavo
¿Os acordáis de la frase tirar los tejos? Sí aquella, que provenía de un juego popular para el que se necesitaban trozos de teja. Pues bien, ahora vamos a analizar otra expresión que también proviene de los juegos populares de antaño: dar en el clavo.
Actualmente decimos que alguien ha dado en el clavo cuando ha acertado algún enigma, cuando ha dado con la solución correcta ante alguna situación o cuando ha sabido reaccionar correctamente. Vamos, cuando ha acertado algo.
Para ilustrarlo mejor, vamos a poner un ejemplo: María ha dado en el clavo. ¿Has visto lo contenta que se ha puesto su madre cuando ha visto que le compraba ese teléfono? Es lo que necesitaba. (pues eso, que María ha acertado de pleno en el regalo para su madre).
Y bien, aunque lo he comentado al principio tengo que insistir en que antiguamente existía un juego que consistía en arrojar desde lejos unas anillas de hierro para intentar colarlas en un clavo que había clavado en el suelo. Así, quien conseguía acertar con la anilla en el clavo, es decir, quien daba en el clavo, ganaba la partida.
De ahí que hoy en día sigamos diciendo que quien acierta ha dado en el clavo.
¿Os acordáis de la frase tirar los tejos? Sí aquella, que provenía de un juego popular para el que se necesitaban trozos de teja. Pues bien, ahora vamos a analizar otra expresión que también proviene de los juegos populares de antaño: dar en el clavo.
Actualmente decimos que alguien ha dado en el clavo cuando ha acertado algún enigma, cuando ha dado con la solución correcta ante alguna situación o cuando ha sabido reaccionar correctamente. Vamos, cuando ha acertado algo.
Para ilustrarlo mejor, vamos a poner un ejemplo: María ha dado en el clavo. ¿Has visto lo contenta que se ha puesto su madre cuando ha visto que le compraba ese teléfono? Es lo que necesitaba. (pues eso, que María ha acertado de pleno en el regalo para su madre).
Y bien, aunque lo he comentado al principio tengo que insistir en que antiguamente existía un juego que consistía en arrojar desde lejos unas anillas de hierro para intentar colarlas en un clavo que había clavado en el suelo. Así, quien conseguía acertar con la anilla en el clavo, es decir, quien daba en el clavo, ganaba la partida.
De ahí que hoy en día sigamos diciendo que quien acierta ha dado en el clavo.