Buenos días Deza: Una mañana del mes de agosto, me acerqué como de costumbre, al parque del cementerio viejo y encontré a los contertulios habituales muy enfadados. Después de escucharlos y ver el embrollo que allí había, me uní a sus sentimientos y desde aquí, vaya también mi protesta, unida a la de todos ellos. Resulta que cada año, quien sea (pues no se sabe) arrancan las uvas de la parra tan hermosa que corre a través de la valla que da a la carretera. Este año todavía por estas fechas se conservaban aún y con envero muy prometedor. Pues nada: Aquella mañana las encontramos arrancadas y estrelladas contra una pared. Y no era una; sino ciento. Además los bancos en los que nos sentamos a primera hora, los habían desplazado de su sitio y amontonado en un lugar, todos ellos revueltos.
Seguiremos...
Un abrazo.
Seguiremos...
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