Mi reino por un caballo.
La conocida frase de Shakespeare en su drama Enrique III “ ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo! ” es toda una apología de las cosas pequeñas. El rey Ricardo III se preparaba para la batalla decisiva contra Enrique conde de Richmond, para definir quién gobernaría Inglaterra y envió a su palafrenero para que comprobara si su caballo favorito estaba listo para la lucha. El herrero revisó todas las herraduras y reparó las que estbana mal; pero encontró que no tenía clavos suficientes para la última, que no quedó tan firme como las demás.
Los ejércitos chocaron y Ricardo estaba en medio del combate cuando su caballo perdió la herradura floja, tropezó y cayó, rodando el rey por el suelo. Antes de que pudiera tomar las riendas, el animal asustado echó a correr, dejándolo a merced de las tropas enemigas mientras gritaba “ ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!”. Murió Ricardo y se perdió la batalla. Desde ese tiempo la gente dice:
“Por un clavo se perdió una herradura;
por falta de una herradura se perdió un caballo;
por falta de un caballo se perdió una batalla;
por falta de una batalla se perdió un reino."
Y todo por falta de un clavo de herradura. ¿Quién no ha oído aalguna vez esta historia...?
Un abrazo
La conocida frase de Shakespeare en su drama Enrique III “ ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo! ” es toda una apología de las cosas pequeñas. El rey Ricardo III se preparaba para la batalla decisiva contra Enrique conde de Richmond, para definir quién gobernaría Inglaterra y envió a su palafrenero para que comprobara si su caballo favorito estaba listo para la lucha. El herrero revisó todas las herraduras y reparó las que estbana mal; pero encontró que no tenía clavos suficientes para la última, que no quedó tan firme como las demás.
Los ejércitos chocaron y Ricardo estaba en medio del combate cuando su caballo perdió la herradura floja, tropezó y cayó, rodando el rey por el suelo. Antes de que pudiera tomar las riendas, el animal asustado echó a correr, dejándolo a merced de las tropas enemigas mientras gritaba “ ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!”. Murió Ricardo y se perdió la batalla. Desde ese tiempo la gente dice:
“Por un clavo se perdió una herradura;
por falta de una herradura se perdió un caballo;
por falta de un caballo se perdió una batalla;
por falta de una batalla se perdió un reino."
Y todo por falta de un clavo de herradura. ¿Quién no ha oído aalguna vez esta historia...?
Un abrazo