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DEZA: Hola Pefeval: Se me había escapado tu respuesta sobre...

Ya hemos tratado en este foro acerca de los problemas que actualmente vienen sufriendo los enseñantes. En este tiempo de libertades, ninguna profesión se ha visto tan vilipendiada como ellos. Siento vergüenza ajena cuando veo la tantas veces repetida escena del profesor escribiendo en la pizarra, mientras el mierdecilla de turno le baja los pantalones dejándolo en calzoncillos, o aquel otro que le golpea la cabeza contra la pizarra. Son escenas que no se repiten en ninguna otra profesión.
¿A dónde hemos llegado?
La presidenta de la comunidad autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre, ha sido la primera en romper una lanza en su defensa y se propone llevar a la Asamblea la Ley de Autoridad del Profesor, que concederá a todos los funcionarios docentes la condición de autoridad pública. Al convertirse en una autoridad pública, los actos contra estos funcionarios, se podrán perseguir de oficio desde la fiscalía y se refuerza la figura del profesor, llegando a considerarse las faltas contra ellos como graves.
El modelo de la actual enseñanza en nuestro país, de todos es sabido que está fracasado. Los psicopedagogos que dependen del presupuesto han fracasado como lo demuestran, no solamente los ejemplos que cito, sino el más importante: el Informe Pisa que deja a España entre los últimos.
Y parte del fracaso de este modelo consiste en que no se da prioridad al esfuerzo; solo se procura que los niños vayan contentos a clase para que hagan lo que les apetece.
Hace unos días se pudo ver en televisión a una señora que, indignada porque a su hija la habían echado merecidamente de clase, había interpuesto una querella a la profesora y al colegio.
El tema da para mucho, pero yo también soy de los que opino que la educación debe comenzar en la familia. Me solidarizo con los profesores.
Un saludo

Efectivamente Pefeval: La familia es la que ha fallado en la educación, seguramente por el miedo a los traumas que introdujeron los psicólogos. Antes no había traumas, aunque tampoco era bueno tanto coscorrón, por sistema. Recuerdo en Deza, que sólo protestaba al maestro por castigar físicamente a sus hijos, un sastre que no recuerdo su nombre. Es posible que Félix. Ahora hemos pasado al otro extremo. El otro día una maestra fué zarandeada por el padre de un alumno, por reprender a su hijo, cuando iba a pegar a otro compañero. He intentado informarme del caso, pero hay tan número de agresiones por padres y hermanos de los alumnos que mejor no entrar en detalles. Condena total a estos familiares que luego se quejarán de que han sido agredidos por los hijos, porque no les dan lo que consideran necesario para sus vicios.

En efecto, José Luis: había pocos padres que se quejaran de los improcedentes y crueles castigos que nos infligían algunos maestros. Siempre recordaré, aunque, como decía Canalejas no soy rencoroso, pero....., a aquel maestro que, no solo te castigaba fisicamente con una vara, una cincha o su cinturón, sino que te humillaba para que sirvieras de escarnio ante tus compañeros hasta hacerte sangrar, con el único fin de alimentar su ego o desahogar sus problemas. Afortunadamente solo asistí un curso a sus clases. P. Ej. No se puede dar una tremenda paliza a un niño simplemente por el mero hecho de escribir en la pizarra 10000 omitendo el punto. Seguía aquella máxima de que "la letra con sangre entra", para defender el castigo como método de aprendizaje aunque, afortunadamente, no todos los maestros se comportaban así. Esa táctica era frecuente; incluso en uno de los óleos de Goya, que se conserva en el museo de Zaragoza, podemos ver a un maestro azotando a un niño ante el regocijo de sus compañeros.
De los otros cuatro maestros, siempre conservaré un grato recuerdo.
Un saludo

Hola Pefeval: Se me había escapado tu respuesta sobre este tema. Este maestro que todos los niños de aquel tiempo compartimos y que tú solo sufriste un año, traumatizó a su hijo, también a mi hermano y, supongo, que a otros varios. Yo tuve la suerte de hacer los murales, que después se enviaban a Soria. Él no sabía dibujar y aquello me situaba en buena posición y me libraba de muchos repartos de vara generalizados. No por ello dejé de ser víctima de su método. Estas personas, sin exculparlas, tienen unas motivaciones para actuar así. En primer lugar, en estos tiempos la regla básica de la educación era, como tú dices "la letra con sangre entra". Él no lo había inventado. En segundo, tenía unas crisis muy dolorosas de ciática. En tercero, es posible que hubiera algún componente de confirmación del ego. Sea cual sea el motivo de su comportamiento, lo mejor es saber perdonar sus errores y pensar que en este contexto no hubieran sido posibles esas barbaridades. Pero hay otra cuestión que muchas veces olvidamos y que para mí es mucho más importantes. Allí había un grupo de chicos, a los que sus padres les pagaban la preparación para el bachillerato. Los que no teníamos medios, o así lo pensaban nuestros padres, nos quedamos con la primaria. Cuando salí de Deza, porque los tractores desplazaban a las caballería y el porvenir del guarnicionero estaba cantado, mi padre me dejó marchar a León, porque lo del seminario, que era otra salida habitual, no le gustaba. A mí me hubiera gustado más esta opción, pero los padres de aquel tiempo imponían y se acabó. Cuando conseguí, a duras penas, aprobar el ingreso en esta escuela de aviación, me dí cuenta que la mayoría de los alumnos estaban más preparados que yo. Estaban los rebotados de seminarios, algunos con uno o más años de bachiler, los de formación profesional y los de primaria. Y de éstos, sobre todo los andaluces a un nivel muy superior. Aquí es donde los maestros de entonces, tuvieron la oportunidad de dar mayor nivel. Pero no les interesaba. A ellos les iba mejor las preparaciones para bachiler, que les suponía un extra que, por cierto les venía muy bien, dado las excasas retribuciones que recibian. En fin, como decía una canción: "Olvidemos el pasado y vivamos el amor". También amor para quien en su trayectoria no ha sabido hacer las cosas mejor. Un abrazo.