Ahora que hace frío quizá sea buena época para recordar algunos refranes al amor de la lumbre (donde todavía tengan por costumbre hacerlo, algo imposible en las ciudades). Hay uno en el que nunca he creído pues rezuma mala leche, dicho sin rodeos; no es otro que ese de "Piensa mal y acertarás", propio de gente retorcida y mal pensada -nunca mejor dicho- pues si de alguien hay que pensar mal es de los que piensan mal, valga el juego de palabras. De aplicar ese dicho o refrán, como guía ede actuación, algunos de los que ocupan ciertas profesiones, miedo daría a cualquier ciudadano inocente caer en sus manos. Supongamos que lo pusiera en práctica la policía o los jueces. Imaginemos un jurado popular compuesto por miembros que practiquen el "piensa mal y acertarás" y las nefastas consecuencias sobre la presuncioón de inocencia, principio que, al menos sobre el papel, es una garantía para los ciudadanos. Éste echa por tierra el dicho aquél de que el refranero es sabio. Habría que añadir que no siempre.
