El escardillo.
Por escardillo se conoce un útil muy primario que sirve para cortar los cardos que crecen en los sembrados y cuya acción, se llama escardado. Los cardos deben cortarse imprescindiblemente por dos razones.; una de ellas para que no se coman los trigos y la otra y quizá las mas importante, en tiempos, para que no se pinchara el segador a la hora de segar. Para evitar cortes en la mano izquierda ya hemos visto que se ponía la zoqueta; pero no evitaba con ella el pincharse. Tengo que decir que las pinchas son muy dolorosas y que incluso que enconan o infectan. Con cardos no quiere segar nadie.
El escardillo se componía de dos piezas, ambas independientes una de otra; pero complementarias. La una era una cuchilla al borde de un palo y la otra una horquilla de una rama, que tuviese la misma longitud que la cuchilla. Se iba uno paseando por la finca sembrada, con un aparato en cada mano y al encontrar un cardo lo sujetabas con la horquilla que se llevaba en la izquierda y lo cortabas con la cuchilla, de la mano derecha. Al cortarlo, con la misma horquilla lo aplastabas contra el suelo para que no estorbase en la siega. El cardo ya no crecería y el resto cortado se secaría pegado al suelo.
Un abrazo.
Por escardillo se conoce un útil muy primario que sirve para cortar los cardos que crecen en los sembrados y cuya acción, se llama escardado. Los cardos deben cortarse imprescindiblemente por dos razones.; una de ellas para que no se coman los trigos y la otra y quizá las mas importante, en tiempos, para que no se pinchara el segador a la hora de segar. Para evitar cortes en la mano izquierda ya hemos visto que se ponía la zoqueta; pero no evitaba con ella el pincharse. Tengo que decir que las pinchas son muy dolorosas y que incluso que enconan o infectan. Con cardos no quiere segar nadie.
El escardillo se componía de dos piezas, ambas independientes una de otra; pero complementarias. La una era una cuchilla al borde de un palo y la otra una horquilla de una rama, que tuviese la misma longitud que la cuchilla. Se iba uno paseando por la finca sembrada, con un aparato en cada mano y al encontrar un cardo lo sujetabas con la horquilla que se llevaba en la izquierda y lo cortabas con la cuchilla, de la mano derecha. Al cortarlo, con la misma horquilla lo aplastabas contra el suelo para que no estorbase en la siega. El cardo ya no crecería y el resto cortado se secaría pegado al suelo.
Un abrazo.