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DEZA: Otro instrumento de tortura que no dejaba de faltar...

Otro instrumento de tortura que no dejaba de faltar en casa del labrador. No era muy frecuente su uso; pero con pocas jornadas de manejarlo, quedaba uno para el arrastre. Oí decir una vez que "al que mal lo quieras" con pico lo vieras". Era más bien herramienta de jornalero al que no se le tenía en consideración el estado de sus riñones y su espalda, pues para eso se le pagaba.
Y al nombrar el pico me viene a la memoria las cuentas del Gran Capitán.

LAS CUENTAS DEL GRAN CAPITÁN

Indudablemente, el rey Fernando, el Católico, fue un monarca que, junto con su esposa Isabel, sentó las bases de la grandeza de España.
Cuentan los cronistas de la época que, además de sus dotes de político eminente, el rey tenía cierta recelosa inclinación por el control de los gastos.
Así, una vez le pidió a don Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado el Gran Capitán, las cuentas detalladas de los gastos durante las victoriosas campañas de Italia que culminaron con la conquista del reino de Nápoles.
Don Gonzalo, dueño de un gran sentido del humor pero al mismo tiempo, molesto por lo que consideraba una mezquindad después de haber conquistado un reino para su soberano, respondió al rey con las famosas "cuentas", exorbitantes e irónicas, que la leyenda se encargó de magnificar, en la que figuraban conceptos tan variados como extraños.
De manera que, una vez llegado al país, don Gonzalo se encargó de confeccionar una lista semejante a esta:

"Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados... por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados... por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados... por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados... y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados...
Ciertas o no, estas cuentas del Gran Capitán corrieron de boca en boca y llegaron a nuestros días como expresión irónica de toda justificación de gastos desorbitados, incoherentes y arbitrarios.
Pero por muchos picos que gastaron, todavía quedaron muchos para la posteridad. Bien lo sabemos los que lo hemos usado.

Un abrazo.