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DEZA: A favor de Isabel....

A favor de Isabel.

El obispo judío que bloquea a la "santa"

JAVIERRE, cura «progre» de toda la vida, hermano de cardenal en el Vaticano, acusa al prelado de París de impedir la merecida beatificación, de Isabel la Católica
¿Por qué no se atreve el Vaticano a beatificar a la Reina Isabel? «Por las presiones del lobby judío y, en concreto, del cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París». Lo dice José María Javierre, sacerdote, hermano de cardenal, periodista y escritor. Y lo proclama después de haber investigado documentos a los que sólo tienen acceso algunos privilegiados como él y haber escrito un libro de 862 páginas. Y lo cuenta después de haberse «convertido» en un convencido defensor de «esta santa de altar».
¿Por qué el Vaticano no la canoniza, entonces? «Por la oposición frontal del lobby judío y, en concreto, del cardenal Lustiger, el arzobispo de París de origen judío, íntimo amigo del Papa», cuenta Javierre. Él y la comunidad judía consiguieron congelar la causa de la Reina Isabel durante más de 30 años. Pero aún así, Javierre cree que «habrá novedades los próximos años». Y lo dice desde la fe del converso. «En mi juventud también a mí me llenaron la sesera con acusaciones contra la Reina Isabel, porque fue franquista, beata, maloliente, tirana, de todo me dijeron; y había que creérselo si querías ser progre, estar al día, y naturalmente me lo creí. Ahora de viejo, he gastado tres años en echarme los documentos a la cara, y soy un converso. Un converso de doña Isabel».
Y eso que se acercó al personaje con recelo. José María Javierre fue siempre, y sigue siendo, un cura progre, sin pelos en la lengua, libre para cantarle las cuarenta a obispos y cardenales más preocupados por hacer carrera que por el bien de las almas.

A los 77 años y delicado de salud, Javierre aceptó quizás uno de los mayores retos de su vida: bucear en la historia de un personaje tan controvertido como la Reina Isabel. Le llevó más de tres años. Y a los 80, sin nada ya que perder o que ganar si no es la fidelidad a su conciencia, escribió "Isabel la Católica. El enigma de una Reina", publicado recientemente por Ediciones Sígueme y en el que rompe una lanza a favor de su santidad. Y para convencerse tuvo que prescindir primero de sus propios prejuicios de cura progre.
Por si sirve.
Saludos Deza