Trilla con trillo.
Existe, además, de las tres maneras narradas por Cayo Plinio, otra cuarta forma de trillar, que se distingue por utilizar un apero distinto, como es el trillo. Todavía, puede verse en algunas regiones de Europa y del Magred, donde se practica una agricultura marginal; aunque, a veces, se hace como acto folclórico y ceremonial, para rememorar antiguas costumbres locales y atraer el turismo.
Solamente nos separan 50 años de aquellas faenas que se realizaban con nuestro esfuerzo y con nuestro sudor.
Un abrazo.
Existe, además, de las tres maneras narradas por Cayo Plinio, otra cuarta forma de trillar, que se distingue por utilizar un apero distinto, como es el trillo. Todavía, puede verse en algunas regiones de Europa y del Magred, donde se practica una agricultura marginal; aunque, a veces, se hace como acto folclórico y ceremonial, para rememorar antiguas costumbres locales y atraer el turismo.
Solamente nos separan 50 años de aquellas faenas que se realizaban con nuestro esfuerzo y con nuestro sudor.
Un abrazo.
Para trillar con el trillo, primero había que tener suficiente mies en la era. Una vez que se segaba se acarreaban los fajos lo antes posible y podías escoger tu sistema, que era el de trillar lo transportado o el de amontonarlo, que se llamaba hascalar. (Amontonar fasces o sea haces). Si decidías trillar desparramabas la mies sobre el suelo de la era y enganchabas el trillo cuando lo considerabas oportuno. Cuanto más caliente estaba y más tostada por el sol del verano, antes conseguirías deshacer la parva y convertir la paja en añicos con lo cual se separaba el grano de las espigas. Pero antes de conseguirlo deberías hacer otras muchas cosas como era volver la parva con una horca de madera, con la pala o bieldo, rastrillar, barrer etc. Al final había que recogerla y amontonarla con objeto de despejar la era para tongada. Y así sucesivamente hasta acabar el verano...
Un abrazo.
Un abrazo.
La profesora Patricia C. Árdesen ha encontrado vestigios arqueológicos que demuestran la existencia de trillos desde hace, al menos 8000 años en Oriente Medio y los Balcanes. Realmente se trata de piezas líticas, lascas y, sobre todo hojas de obsidiana y sílex, reconocibles a través del tipo de desgaste que sufren. El profesor Jacques Chabot, que ha estudiado la Alta Mesopotamia y Armenia. Ambos cuentan, entre sus especialidades, la del estudio de las huellas de uso de los útiles prehistóricos, la trazalogía. Gracias a estas huellas de uso es posible determinar si las piezas de sílex o de obsidiana encontradas (por poner los ejemplos más habituales) se usaron en esta o aquella tarea. En concreto, la siega de cereales deja un desgaste muy característico (llamado comúnmente lustre), debido a la presencia de partículas minerales microscópicas, los fitolitos, en el tallo de las plantas. Pues bien, estos dos profesores han sido capaces, por medio de experimentos y análisis con microscopio electrónico de barrido, de determinar que algunas piezas líticas se usaron como elementos de hoz y otras, en cambio, eran parte de los trillos. El desgaste de las piezas usadas en los trillos es distinto porque, además de la abrasión propia de haber cortado cereales (el lustre), tienen pequeñas micropercusiones producidas al chocar los filos de los componentes del trillo contra el pavimento pétreo de la era.
Un abrazo.
Un abrazo.