Un último apunte sobre el 13:
Además de que en la época mitológica Zeus gobernaba a los doce dioses, siendo este el decimotercero que regia y mandaba en todo el universo.
Pues, doble contra sencillo, que al igual que ya está ocurriendo con otras costumbres, el viernes 13 anglosajón terminará por desplazar a nuestro 13 y martes, tirando por tierra una costumbre ancestral. Y presumimos de país instruido. Muy "fashion", muy "guay". ¡País!
Además de que en la época mitológica Zeus gobernaba a los doce dioses, siendo este el decimotercero que regia y mandaba en todo el universo.
Pues, doble contra sencillo, que al igual que ya está ocurriendo con otras costumbres, el viernes 13 anglosajón terminará por desplazar a nuestro 13 y martes, tirando por tierra una costumbre ancestral. Y presumimos de país instruido. Muy "fashion", muy "guay". ¡País!
Hoy martes y trece
Supersticiones.
¿Conoces a alguien que tema pasar por debajo de una escalera, o que toque madera para evitar la mala suerte? ¿Por qué hay hoteles que no tienen un piso o una habitación con el número 13? ¿Por qué llevaba el almirante británico Nelson una herradura clavada al mástil del barco “Victoria”? ¿Por qué usan o llevan consigo amuletos muchas personas? La respuesta es que todas esas personas eran, o son, supersticiosas.
Es evidente que, incluso en la actualidad, la superstición está muy extendida. De hecho, Stuart A. Vyse, profesor adjunto de Psicología del Colegio Universitario de Connecticut, afirma en su libro, "Creer en la magia: la sicología de la superstición): “A pesar de que vivimos en una sociedad tecnológicamente avanzada, la superstición está tan extendida como siempre”.
La palabra superstición proviene del latín super, que significa “encima de”, y stare, “estar en pie”. Los guerreros que sobrevivían a la batalla recibían el nombre de superstites, puesto que literalmente quedaban “en pie” por encima de sus compañeros de armas caídos. Aludiendo al origen de esta palabra, el libro Superstitions señala: “Las supersticiones que todavía existen hoy se han mantenido en pie sobre los siglos que intentaron borrarlas”.
Cuando un grupo de estudiantes de sicología colocaron en una calle muy transitada de Londres una escalera de mano apoyada contra una pared, los transeúntes se enfrentaron al dilema de quedarse en la acera y pasar por debajo de la escalera o bajarse de la acera y esquivar el tráfico. Siete de cada diez peatones optaron por no pasar por debajo de la escalera. Aunque muchos dicen no ser supersticiosos, pero al menor descuido se sienten impulsadas a tocar madera, cruzar los dedos o arrojar un poco de sal por encima de su hombro izquierdo, etc.
Un abrazo.
Supersticiones.
¿Conoces a alguien que tema pasar por debajo de una escalera, o que toque madera para evitar la mala suerte? ¿Por qué hay hoteles que no tienen un piso o una habitación con el número 13? ¿Por qué llevaba el almirante británico Nelson una herradura clavada al mástil del barco “Victoria”? ¿Por qué usan o llevan consigo amuletos muchas personas? La respuesta es que todas esas personas eran, o son, supersticiosas.
Es evidente que, incluso en la actualidad, la superstición está muy extendida. De hecho, Stuart A. Vyse, profesor adjunto de Psicología del Colegio Universitario de Connecticut, afirma en su libro, "Creer en la magia: la sicología de la superstición): “A pesar de que vivimos en una sociedad tecnológicamente avanzada, la superstición está tan extendida como siempre”.
La palabra superstición proviene del latín super, que significa “encima de”, y stare, “estar en pie”. Los guerreros que sobrevivían a la batalla recibían el nombre de superstites, puesto que literalmente quedaban “en pie” por encima de sus compañeros de armas caídos. Aludiendo al origen de esta palabra, el libro Superstitions señala: “Las supersticiones que todavía existen hoy se han mantenido en pie sobre los siglos que intentaron borrarlas”.
Cuando un grupo de estudiantes de sicología colocaron en una calle muy transitada de Londres una escalera de mano apoyada contra una pared, los transeúntes se enfrentaron al dilema de quedarse en la acera y pasar por debajo de la escalera o bajarse de la acera y esquivar el tráfico. Siete de cada diez peatones optaron por no pasar por debajo de la escalera. Aunque muchos dicen no ser supersticiosos, pero al menor descuido se sienten impulsadas a tocar madera, cruzar los dedos o arrojar un poco de sal por encima de su hombro izquierdo, etc.
Un abrazo.