EL ABIÓN Y EL UCERO VAN CRECIDOS
En estos campos de Soria
llenos de melancolía,
sus ríos tienen memoria
de desbordarse algún día.
El Ucero se acrecienta
con su caudal prodigioso,
y el Abión se impacienta
al ver su ritmo dichoso.
Estos ríos castellanos
cargados de bella historia,
suenan a vientos cristianos
de sus épocas de gloria.
Sus caudales van crecidos
entre los álamos fuertes,
hoy no hay sonidos perdidos
mientras vemos sus corrientes.
Las murallas son testigos
de sus ríos caudalosos,
los sauces no ven castigos
en sus riegos generosos.
El Burgo mira tranquilo
su crecida en la mañana,
en su paisaje perfilo
ver su corriente más sana.
Desde la misma Fuentona
el Abión viene en marcha,
y el Ucero se emociona
al ver que el caudal se ensancha.
El Duero sigue esperando
sin tener ninguna prisa,
y el Ucero va llegando
entre lluvias con su brisa.
Los dos ríos van crecidos
marcando sus grandes huellas,
parecen ríos erguidos
con sus corrientes tan bellas.
G X Cantalapiedra.
En estos campos de Soria
llenos de melancolía,
sus ríos tienen memoria
de desbordarse algún día.
El Ucero se acrecienta
con su caudal prodigioso,
y el Abión se impacienta
al ver su ritmo dichoso.
Estos ríos castellanos
cargados de bella historia,
suenan a vientos cristianos
de sus épocas de gloria.
Sus caudales van crecidos
entre los álamos fuertes,
hoy no hay sonidos perdidos
mientras vemos sus corrientes.
Las murallas son testigos
de sus ríos caudalosos,
los sauces no ven castigos
en sus riegos generosos.
El Burgo mira tranquilo
su crecida en la mañana,
en su paisaje perfilo
ver su corriente más sana.
Desde la misma Fuentona
el Abión viene en marcha,
y el Ucero se emociona
al ver que el caudal se ensancha.
El Duero sigue esperando
sin tener ninguna prisa,
y el Ucero va llegando
entre lluvias con su brisa.
Los dos ríos van crecidos
marcando sus grandes huellas,
parecen ríos erguidos
con sus corrientes tan bellas.
G X Cantalapiedra.