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EL BURGO DE OSMA: EN AQUELLA PEQUEÑA CIUDAD CASTELLANA...

EN AQUELLA PEQUEÑA CIUDAD CASTELLANA
Eran los años de la democracia, cuando en aquella pequeña ciudad castellana, un conductor de su propio camión, se compro su vivienda, los años fueron pasando y en el lugar de su segunda residencia, se le conocía, “Como el camionero bohemio”, todo parecía ser normal, hasta que el hombre perdió a su esposa, al tiempo de jubilarse, y entristecido por tal perdida, decidió marcharse una temporada, a la pequeña ciudad de su segunda vivienda, allí parecía tener amistades influyentes, y pronto se relacionaba con personas de todas las clases sociales, y conoció a una señora soltera, pero de gran poder económico, que en aquella ciudad era respetada y envidiada, y que desde que tuvo con el camionero una larga conversación, empezó a sentir la necesidad de charlar con él a diario. Ella marchaba hasta la cafetería, donde el todas las tardes, se dirigía a tomar su café y copa, y ella esperaba su invitación, para poder sentarse a su lado y conversar. Las amistades de ella pronto la criticaron, y en sus conversaciones internas, la dedicaban palabras un poco inhumanas, ya que pensaban que estaba intentando ligar con un hombre de ideología progresista e izquierdoso. Pronto llego a los oídos de ella, de todas aquellas afirmaciones gratuitas, y sin pensarlo dos veces, se dirigió hasta la cafetería de “Las Murallas”, donde estaban reunidas sus amigas de toda la vida, para soltarlas las palabras que jamás pensaron oír de sus labios, al entrar en el local, pronto se dieron cuenta de que aquella visita espontanea, no tenía muy buena pinta, y callaron sin poder decir ni palabra, ya que su amiga llevaba algún tiempo sin conversar con ellas y sin embargo, salía con el camionero a diario en su propio coche, para visitar lugares y pueblos de alrededor de su ciudad. Las buenas tardes se quedaron cómo testigo, de aquellas explicaciones que las dejaron heladas, La mujer sin ponerse apenas nerviosa soltó su pensamiento de aquel tiempo que ella esperaba hace años. “Por si os interesa, soy una mujer feliz, y con el hombre que ahora salgo, me encuentro en la gloria, me respeta me quiere y además me trata como a una señora, os diré si es de otra ideología a la vuestra, que hasta ayer fue la mía, eso no me preocupa, no esperaba otra cosa en mí vida, que encontrar a un hombre con sus modales y principios, aunque fuera un camionero cansado de dormir en los aparcamientos de las autovías y carreteras, y de a ver ganado su dinero a base de horas de volante, y os diré mucho más, el futuro no sé cuál me puede ofrecer, pero mis ideas y las suyas, me parece que caminaran unidas por mucho tiempo, no me importa sus ideas religiosas ni su procedencia de lugar, está ciudad ya me huele a naftalina, y creo que es hora que se ventile de tanto costumbrismo caciquil, que hasta ahora fui parte de él, pero que no me importa apartarme en el mañana, voy a vivir mí vida, esa vida que yo soñé en mis noches de soledad, y sentiré lo que una mujer siente cuando es feliz, al lado de la persona que la quiere y respeta, sin sentir como pasa el tiempo detrás de una ventana con visillos en la Calle Mayor, y si algún día él se muriera antes que yo, respetaré sus intenciones de incineración, donde se pueda realizar, y le arrojare sus cenizas donde él me ha insinuado, así que la que quiera ser amiga mía, de ahora en adelante, tendrá que aceptar su amistad a mí lado, si no cada una por su camino, ya que mí felicidad hoy por hoy es lo más importante para mí. Aquellas palabras fueron como losas, para aquel pequeño grupo de amigas, que se quedaron perplejas sin poder reaccionar a tales pensamientos pero dejaron, sus huellas profundas, G X Cantalapiedra.