EN EL OTOÑO SORIANO
Llegan los vientos del norte
con sus fríos heladores,
El Burgo tiene el resorte
de verles viejos deudores.
Entre brisas del Ucero
el otoño se hace grande,
tiene un aspecto altanero
que no me parece en balde.
Se arremolinan las hojas
como buscando futuro,
sobre los campos se alojan
más ven su mañana oscuro.
En estos campos de Soria
con sus nieblas permanentes,
el frío vive su gloria
y rompe los alicientes.
El sol se pierde temprano
con sus temidas verdades,
el otoño se hace hermano
de las grandes soledades.
Llegan las melancolías
con sus instintos normales,
ellas rompen alegrías
en momentos naturales.
Nostalgia de tierra y montes
sobre las zonas sombrías,
El Burgo tiene horizontes
de saber de noches frías.
El Ucero va sin prisa
contemplando las Murallas,
lleva en otoño esa brisa
que a veces se vuelve trallas.
Otoño de sentimientos
sobre sus piedras calladas,
El Burgo vive momentos
que son horas anheladas.
G X Cantalapiedra.
Llegan los vientos del norte
con sus fríos heladores,
El Burgo tiene el resorte
de verles viejos deudores.
Entre brisas del Ucero
el otoño se hace grande,
tiene un aspecto altanero
que no me parece en balde.
Se arremolinan las hojas
como buscando futuro,
sobre los campos se alojan
más ven su mañana oscuro.
En estos campos de Soria
con sus nieblas permanentes,
el frío vive su gloria
y rompe los alicientes.
El sol se pierde temprano
con sus temidas verdades,
el otoño se hace hermano
de las grandes soledades.
Llegan las melancolías
con sus instintos normales,
ellas rompen alegrías
en momentos naturales.
Nostalgia de tierra y montes
sobre las zonas sombrías,
El Burgo tiene horizontes
de saber de noches frías.
El Ucero va sin prisa
contemplando las Murallas,
lleva en otoño esa brisa
que a veces se vuelve trallas.
Otoño de sentimientos
sobre sus piedras calladas,
El Burgo vive momentos
que son horas anheladas.
G X Cantalapiedra.