DEJA QUE CORRA EL UCERO
No vale poner retrancas,
ni sirven negros consuelos,
tampoco valen las bancas
que retienen los dineros.
El Ucero se despierta
con sus sonidos de acero,
el viento que marcha alerta
dice que camina al Duero.
Deja que corra el Ucero
por estas tierras sorianas,
donde el hielo es agorero
en las más frías mañanas.
La corriente va marcando
muchas horas prodigiosas,
y el Abión esperando
pasar de piedras y losas.
El Ucero suspirando
por tener grandes corrientes,
y en su camino va andando
entre brisas penitentes.
Sin sentirse belicoso
ni pretender ser más río,
el Ucero va orgulloso
aunque apriete mucho el frío.
Murallas del Burgo de Osma
son los puros centinelas,
con la Atalaya en su loma
donde las palabras vuelan.
El Ucero va clamando
por su gran desfiladero,
y el viento viene gritando
incluso en el mes de enero.
La Güera sigue esperando
sin imponer condiciones,
y el Ucero va escuchando
ciertas malas intenciones.
G X Cantalapiedra.
No vale poner retrancas,
ni sirven negros consuelos,
tampoco valen las bancas
que retienen los dineros.
El Ucero se despierta
con sus sonidos de acero,
el viento que marcha alerta
dice que camina al Duero.
Deja que corra el Ucero
por estas tierras sorianas,
donde el hielo es agorero
en las más frías mañanas.
La corriente va marcando
muchas horas prodigiosas,
y el Abión esperando
pasar de piedras y losas.
El Ucero suspirando
por tener grandes corrientes,
y en su camino va andando
entre brisas penitentes.
Sin sentirse belicoso
ni pretender ser más río,
el Ucero va orgulloso
aunque apriete mucho el frío.
Murallas del Burgo de Osma
son los puros centinelas,
con la Atalaya en su loma
donde las palabras vuelan.
El Ucero va clamando
por su gran desfiladero,
y el viento viene gritando
incluso en el mes de enero.
La Güera sigue esperando
sin imponer condiciones,
y el Ucero va escuchando
ciertas malas intenciones.
G X Cantalapiedra.