DICEN QUE GRITAN LAS PIEDRAS EN EL BURGO DE OSMA
Hay caminos y senderos donde las piedras nos gritan, sin ver vientos agoreros a veces solas se agitan. El Burgo siente sus penas, cargadas de sintonía, y aunque rompió las cadenas, anda buscando alegría. Este gran desfiladero que el Ucero representa, le siento vivo y entero y en el verano se aumenta. El Abión se lamenta de ser un río pequeño, ni La Fuentona le aumenta ni nadie sabe su dueño. Escondido entre las piedras, sus aguas siguen pasando, a la vez de ver las hiedras que pienso que están llorando. Subiendo a La Cruz del Siglo, El Burgo te da alegría, no precisas de sigilo ni subir en compañía. Piedras cargadas de historia, algunas con noches frías, se quedan en la memoria aunque pasen muchos días. El Burgo sigue su curso entre bonitas leyendas, Osma tiene su recurso a la vez de buenas sendas. Estas piedras castellanas cargadas de sentimientos, conocen las horas vanas y los tristes sufrimientos. El Burgo de Osma presiente ciertos males afligidos, y no quiere ver su gente en hospitales metidos. Las piedras vienen gritando, el aire no está afligido, hay losas que van dejando algún corazón herido. Nadie sabe su mañana, ni si su puente es erguido, el vivir la vida sana nunca será deprimido. Cuando las piedras nos gritan y miramos hacia el cielo, hasta las mentes se excitan queriendo buscar consuelo. Piedras que ocupan lugares, con recuerdos de los tiempos, otras siguen en hogares sin reclamar ser cimientos. Piedras que sienten El Burgo, con sus fríos y sus vientos, y no quieren ver el yugo de los malos pensamientos. El mañana nos espera, sin el temor del presente, llegará la primavera sin el virus mal naciente. Campos que dejan sorpresas entre pinares y enebros, gente que siempre regresa incluso con fríos fieros. G X Cantalapiedra.
Hay caminos y senderos donde las piedras nos gritan, sin ver vientos agoreros a veces solas se agitan. El Burgo siente sus penas, cargadas de sintonía, y aunque rompió las cadenas, anda buscando alegría. Este gran desfiladero que el Ucero representa, le siento vivo y entero y en el verano se aumenta. El Abión se lamenta de ser un río pequeño, ni La Fuentona le aumenta ni nadie sabe su dueño. Escondido entre las piedras, sus aguas siguen pasando, a la vez de ver las hiedras que pienso que están llorando. Subiendo a La Cruz del Siglo, El Burgo te da alegría, no precisas de sigilo ni subir en compañía. Piedras cargadas de historia, algunas con noches frías, se quedan en la memoria aunque pasen muchos días. El Burgo sigue su curso entre bonitas leyendas, Osma tiene su recurso a la vez de buenas sendas. Estas piedras castellanas cargadas de sentimientos, conocen las horas vanas y los tristes sufrimientos. El Burgo de Osma presiente ciertos males afligidos, y no quiere ver su gente en hospitales metidos. Las piedras vienen gritando, el aire no está afligido, hay losas que van dejando algún corazón herido. Nadie sabe su mañana, ni si su puente es erguido, el vivir la vida sana nunca será deprimido. Cuando las piedras nos gritan y miramos hacia el cielo, hasta las mentes se excitan queriendo buscar consuelo. Piedras que ocupan lugares, con recuerdos de los tiempos, otras siguen en hogares sin reclamar ser cimientos. Piedras que sienten El Burgo, con sus fríos y sus vientos, y no quieren ver el yugo de los malos pensamientos. El mañana nos espera, sin el temor del presente, llegará la primavera sin el virus mal naciente. Campos que dejan sorpresas entre pinares y enebros, gente que siempre regresa incluso con fríos fieros. G X Cantalapiedra.