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ERA DURA SU PENITENCIA
Aquellos tiempos soltero, cargado de penitencia, quiso lograr ser austero y morir con gran paciencia. Sobre sus huellas presentes la vida le fue marcando, su caminar de accidentes le fueron siempre dañando. Hospitales día y noche le fueron acompañando, aunque quiso hacer derroche para seguir caminando. Maldiciendo su destino, en quirófanos tratado, era duro su camino al sentirse condenado. Trato de buscar la muerte, al ver su cuerpo dañado, más le negaba la suerte de ser hombre liberado. Hospitales sin salida, huesos que fueron dañados, al ver su vida perdida buscó remedios marcados. Preguntando por la muerte, en su rincón marginado, a veces quiso la suerte ver su camino cerrado. En sus noches dolorosas al tiempo fue preguntando, si logras horas rabiosas que te dejen ir marchando. Días sin hallar remedios, camas de sudor soltado, su cuerpo no tiene medios de verse nunca curado. Habló con las enfermeras, comentó su desamparo, ellas fueron las primeras de poner su mundo claro. Los médicos le anunciaron luchar y seguir rezando, y aquel hombre le mostraron sus caminos endiablados. Muchas veces fue soñando el terminar con su vida, al verse tan fastidiado buscó la fuga querida. Noches llenas de dolores, enfermedades sentidas, accidentes por errores que a veces te da la vida. Sin encontrar soluciones, ni la familia querida, todo fueron negaciones al ver su luz poco erguida. Sin poder mover sus manos, sus pies nada se movían, sus pensamientos humanos a la deriva se hundían. La vida le fue dañando y le dio su despedida, una enfermedad dañando le arrebataba la vida. Cuando se van las razones de no comprender tu herida, te llenas de confusiones buscando solo salida. Quieres dejar el camino del sufrimiento por vida, no quieres el desatino de ser persona vencida. Cuando te faltan razones para luchar por la vida, solo ves las negaciones de ver tu ruta afligida. Llorar no tiene consuelo, es algo que te lastima, las palabras buscan vuelo para alcanzar la colina. G X Cantalapiedra.
Aquellos tiempos soltero, cargado de penitencia, quiso lograr ser austero y morir con gran paciencia. Sobre sus huellas presentes la vida le fue marcando, su caminar de accidentes le fueron siempre dañando. Hospitales día y noche le fueron acompañando, aunque quiso hacer derroche para seguir caminando. Maldiciendo su destino, en quirófanos tratado, era duro su camino al sentirse condenado. Trato de buscar la muerte, al ver su cuerpo dañado, más le negaba la suerte de ser hombre liberado. Hospitales sin salida, huesos que fueron dañados, al ver su vida perdida buscó remedios marcados. Preguntando por la muerte, en su rincón marginado, a veces quiso la suerte ver su camino cerrado. En sus noches dolorosas al tiempo fue preguntando, si logras horas rabiosas que te dejen ir marchando. Días sin hallar remedios, camas de sudor soltado, su cuerpo no tiene medios de verse nunca curado. Habló con las enfermeras, comentó su desamparo, ellas fueron las primeras de poner su mundo claro. Los médicos le anunciaron luchar y seguir rezando, y aquel hombre le mostraron sus caminos endiablados. Muchas veces fue soñando el terminar con su vida, al verse tan fastidiado buscó la fuga querida. Noches llenas de dolores, enfermedades sentidas, accidentes por errores que a veces te da la vida. Sin encontrar soluciones, ni la familia querida, todo fueron negaciones al ver su luz poco erguida. Sin poder mover sus manos, sus pies nada se movían, sus pensamientos humanos a la deriva se hundían. La vida le fue dañando y le dio su despedida, una enfermedad dañando le arrebataba la vida. Cuando se van las razones de no comprender tu herida, te llenas de confusiones buscando solo salida. Quieres dejar el camino del sufrimiento por vida, no quieres el desatino de ser persona vencida. Cuando te faltan razones para luchar por la vida, solo ves las negaciones de ver tu ruta afligida. Llorar no tiene consuelo, es algo que te lastima, las palabras buscan vuelo para alcanzar la colina. G X Cantalapiedra.