EL PASTOR QUE SOÑANDO BAILABA
Aquel hombre fue soñando una feliz melodía, y en su baile demostrando que muy feliz se sentía. Por las tierras del Ucero con su rebaño de ovejas, demostró ser el primero que nunca lanzó sus quejas. En el baile demostrando la habilidad que tenía, paso a paso fue logrando entender la melodía. Con sonidos de campanas entre brisas soñadoras, hizo alegre sus mañanas con los sueños que se imploran. Sin pensar en nuevos ritmos ni en pasodobles grabados, nunca soñó con abismos ni tuvo nervios tensados. Aquel pastor lusitano cargado de melodía, se sentía más humano si la música sentía. Sin pensar en su trabajo que le daba fantasía, el andando con su atajo supo bien lo que quería. Ser feliz en estas tierras que parecen ser muy frías, es comprender que las guerras no saben de simpatías. Por los montes caminando con su rebaño de ovejas, los días fueron pasando sin soltar jamás sus quejas, A las fiestas bailadores, que las orquestas nos llaman, debemos de ser señores que la humildad nos reclama. Bailando sobre las plazas para divisar la gente, aquí no valen las bazas ni apartarse del ambiente. Los bailadores bailando sobre las viejas raíces, la orquesta sigue sonando borrando las cicatrices. Aquel pastor sin temores demostrando habilidades, sabe de bailes y amores con sus buenas realidades. La tierra nos va marcando para dejarnos sus huellas, dicen que si vas bailando haces las noches más bellas. En estas tierras del Burgo con las brisas veraniegas, nadie quiere ver el yugo de aquellos tiempos de siegas. Pastores que van pensando en cuidar bien sus ovejas, a la vez que van bailando sin ver sus costumbres viejas. Pisando tierra soriana los pastores siempre alerta, puede sonar la campana que a mucha gente despierta. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre fue soñando una feliz melodía, y en su baile demostrando que muy feliz se sentía. Por las tierras del Ucero con su rebaño de ovejas, demostró ser el primero que nunca lanzó sus quejas. En el baile demostrando la habilidad que tenía, paso a paso fue logrando entender la melodía. Con sonidos de campanas entre brisas soñadoras, hizo alegre sus mañanas con los sueños que se imploran. Sin pensar en nuevos ritmos ni en pasodobles grabados, nunca soñó con abismos ni tuvo nervios tensados. Aquel pastor lusitano cargado de melodía, se sentía más humano si la música sentía. Sin pensar en su trabajo que le daba fantasía, el andando con su atajo supo bien lo que quería. Ser feliz en estas tierras que parecen ser muy frías, es comprender que las guerras no saben de simpatías. Por los montes caminando con su rebaño de ovejas, los días fueron pasando sin soltar jamás sus quejas, A las fiestas bailadores, que las orquestas nos llaman, debemos de ser señores que la humildad nos reclama. Bailando sobre las plazas para divisar la gente, aquí no valen las bazas ni apartarse del ambiente. Los bailadores bailando sobre las viejas raíces, la orquesta sigue sonando borrando las cicatrices. Aquel pastor sin temores demostrando habilidades, sabe de bailes y amores con sus buenas realidades. La tierra nos va marcando para dejarnos sus huellas, dicen que si vas bailando haces las noches más bellas. En estas tierras del Burgo con las brisas veraniegas, nadie quiere ver el yugo de aquellos tiempos de siegas. Pastores que van pensando en cuidar bien sus ovejas, a la vez que van bailando sin ver sus costumbres viejas. Pisando tierra soriana los pastores siempre alerta, puede sonar la campana que a mucha gente despierta. G X Cantalapiedra.