CORRIAN VIENTOS DEL NORTE
Eran tiempos medievales por los caminos sorianos, con sus fríos muy normales y escarcha sobre sus manos. Hombres curtidos en fríos, caminando en soledades, que pisaron los caminos para vender animales. En El Burgo dialogando con expertos carniceros, siempre a su paso buscando el valor de los dineros. Entre enebros solitarios y pinares escarchados, sufrieron muchos calvarios con hielos en sus trazados. Años de vivir la vida cada cual en su trabajo, buscando siempre partida para seguir en su tajo. Entre las nieves heladas fueron marcando caminos, en sus tardes angustiadas temieron por sus destinos. El Burgo marcó sus pasos entre nieblas endiabladas, El Ucero sin fracasos señalo sus andanadas. Allí desde Retortillo buscando la madrugada, iba camino del Burgo en la penosa alborada. Pasaron muchas jornadas por los caminos sorianos, entre brisas heladoras donde temblaban sus manos. Buscando herramientas nuevas, con sus sueños demacrados, noches que fueron tinieblas en los caminos soñados. Poder llegar hasta El Burgo, era vivir la esperanza, incluso comprarse el yugo para la dura labranza. Fueron tiempos de penumbras, entre brisas congeladas, muchas memorias se alumbran en las duras madrugadas. Cuando se pasan los años y se descubren caminos, reconoces los peldaños de aquellos duros destinos. De Caracena hasta El Burgo pasando siempre La Rasa, en aquel camino duro nadie su ruta le arrasa. Buscando siempre el mercado de la vieja agricultura, el labrador obligado quiso tener su cordura, Fueron tiempos endiablados que la amistad se buscaba, entre los vientos dañados y la cosecha lograda. El Burgo marcando pasos en esa bella comarca, donde temieron fracasos al cruzar el Duero en barca. El Ucero de testigo en aquel tiempo lejano, donde a cualquier buen amigo se le alargaba la mano. Hoy que pasaron los años, y cambiaron las costumbres, nadie quiere ver peldaños de los hogares con lumbres. El Burgo sigue marcando las compras de su comarca, en su ambiente va flotando no tener que usar la Banca. G X Cantalapiedra.
Eran tiempos medievales por los caminos sorianos, con sus fríos muy normales y escarcha sobre sus manos. Hombres curtidos en fríos, caminando en soledades, que pisaron los caminos para vender animales. En El Burgo dialogando con expertos carniceros, siempre a su paso buscando el valor de los dineros. Entre enebros solitarios y pinares escarchados, sufrieron muchos calvarios con hielos en sus trazados. Años de vivir la vida cada cual en su trabajo, buscando siempre partida para seguir en su tajo. Entre las nieves heladas fueron marcando caminos, en sus tardes angustiadas temieron por sus destinos. El Burgo marcó sus pasos entre nieblas endiabladas, El Ucero sin fracasos señalo sus andanadas. Allí desde Retortillo buscando la madrugada, iba camino del Burgo en la penosa alborada. Pasaron muchas jornadas por los caminos sorianos, entre brisas heladoras donde temblaban sus manos. Buscando herramientas nuevas, con sus sueños demacrados, noches que fueron tinieblas en los caminos soñados. Poder llegar hasta El Burgo, era vivir la esperanza, incluso comprarse el yugo para la dura labranza. Fueron tiempos de penumbras, entre brisas congeladas, muchas memorias se alumbran en las duras madrugadas. Cuando se pasan los años y se descubren caminos, reconoces los peldaños de aquellos duros destinos. De Caracena hasta El Burgo pasando siempre La Rasa, en aquel camino duro nadie su ruta le arrasa. Buscando siempre el mercado de la vieja agricultura, el labrador obligado quiso tener su cordura, Fueron tiempos endiablados que la amistad se buscaba, entre los vientos dañados y la cosecha lograda. El Burgo marcando pasos en esa bella comarca, donde temieron fracasos al cruzar el Duero en barca. El Ucero de testigo en aquel tiempo lejano, donde a cualquier buen amigo se le alargaba la mano. Hoy que pasaron los años, y cambiaron las costumbres, nadie quiere ver peldaños de los hogares con lumbres. El Burgo sigue marcando las compras de su comarca, en su ambiente va flotando no tener que usar la Banca. G X Cantalapiedra.