LA TARDE SE VA ENSEGUIDA
La tarde se va enseguida, la noche llega volando,
no existe ruta perdida si el viento viene clamando.
La tarde se va enseguida, me lo dijo un hombre calvo,
no quieras curar tu herida si te ofrecen vino amargo.
La tarde la vi vencida, la noche sigue esperando,
esta la luz encendida para seguir explicando.
Cuando la tarde termina y no sabes del salario,
tu corazón determina no querer pasar calvario.
Por los Caminos de Soria El Duero pasa pensando,
y se ve que su memoria es de seguir cavilando.
La noche se vuelve larga, la alborada va llegando,
alguna pregunta amarga deja algún sueño truncado.
Sientes que llega la noche con sus pasos delicados,
nadie quiere poner broche a caminos encantados.
La tarde se va corriendo, no quiere pasar mal trago,
el viento llega gimiendo sin hablar jamás de embargo.
La tarde deja sus huellas de reflejos marginados,
hay noches que las estrellas tienen brillos anhelados.
Voy contemplado al Ucero que tiene luces y saltos,
siempre buscando a su Duero que anula los desencantos.
No busques al viejo Duero, me dijo un hombre llorando,
“en Soria sigue altanero entre los pinos soñando”.
La tarde me fue enseñando las soledades que gritan,
hay noches que van llegando cuando las penas se agitan.
En estas tierra sorianas donde se piensa en el Duero,
muchas caricias humanas saben bien su ROMANCERO.
No vale gritar mañana, que conoces el Ucero,
ni sentir la vida vana, ni ser un hombre embustero.
G X Cantalapiedra.
La tarde se va enseguida, la noche llega volando,
no existe ruta perdida si el viento viene clamando.
La tarde se va enseguida, me lo dijo un hombre calvo,
no quieras curar tu herida si te ofrecen vino amargo.
La tarde la vi vencida, la noche sigue esperando,
esta la luz encendida para seguir explicando.
Cuando la tarde termina y no sabes del salario,
tu corazón determina no querer pasar calvario.
Por los Caminos de Soria El Duero pasa pensando,
y se ve que su memoria es de seguir cavilando.
La noche se vuelve larga, la alborada va llegando,
alguna pregunta amarga deja algún sueño truncado.
Sientes que llega la noche con sus pasos delicados,
nadie quiere poner broche a caminos encantados.
La tarde se va corriendo, no quiere pasar mal trago,
el viento llega gimiendo sin hablar jamás de embargo.
La tarde deja sus huellas de reflejos marginados,
hay noches que las estrellas tienen brillos anhelados.
Voy contemplado al Ucero que tiene luces y saltos,
siempre buscando a su Duero que anula los desencantos.
No busques al viejo Duero, me dijo un hombre llorando,
“en Soria sigue altanero entre los pinos soñando”.
La tarde me fue enseñando las soledades que gritan,
hay noches que van llegando cuando las penas se agitan.
En estas tierra sorianas donde se piensa en el Duero,
muchas caricias humanas saben bien su ROMANCERO.
No vale gritar mañana, que conoces el Ucero,
ni sentir la vida vana, ni ser un hombre embustero.
G X Cantalapiedra.