UNA NOCHE CAMINANDO DESDE AYLLÓN AL BURGO DE OSMA
Ha pasado más de un siglo, y aquel hombre caminando, fue marcando su sigilo por vivir enamorado.
Le comentaron de amores de los que andaba buscando, y sin temer al prejuicio al Burgo fue caminando.
Era por el mes de junio, la noche fue refrescando, incluso en el mes de julio en Soria te vas helando.
El hombre lleno de sueños quiso verse enamorando, le comentaron empeños de algún tiempo ya pasado.
Toda noche de camino, la carretera de cantos, la mente tiene su signo que a veces da desencantos.
Todos Los Altos de Ayllón les pasó medio enfundado, de lejos Fuentecambrón era un lugar olvidado.
La noche se le hizo larga, el viento frío y pesado, cuando la mente se embarga no sufres camino andado.
A las siete de la mañana casi medio reventado, entraba en el Burgo de Osma con su calzado dañado.
En aquella madrugada de aquel domingo sagrado, halló la casa buscada y su amigo recordado.
Hablaron de muchas cosas, con sueños de enamorados, pensaba en horas dichosas de las que dejan halagos.
En horas de la mañana marcharon buscando pasos, aquella ilusión fue vana, el hombre notó fracasos.
Con las esperanzas rotas, con su cuerpo bien cansado, no quiso sentir derrotas de otras mujeres de al lado.
La tarde parece larga, pero el camino es más largo, sobre alguna tierra parda quiere olvidar su mal trago.
La noche marcó camino sobre Los Altos de Ayllón, iba notando el destino de su triste desazón.
Sin comentar nada a nadie, sin dar una explicación, cuando se le teme al aire se te borra la pasión.
La noche guarda secretos, los grillos dan su lección, en los tiempos más inquietos ves las murallas de Ayllón.
Nadie comentó su marcha, la vida siembra ilusión, el amor cuando te engancha no sabe de reflexión. G X Cantalapiedra.
Ha pasado más de un siglo, y aquel hombre caminando, fue marcando su sigilo por vivir enamorado.
Le comentaron de amores de los que andaba buscando, y sin temer al prejuicio al Burgo fue caminando.
Era por el mes de junio, la noche fue refrescando, incluso en el mes de julio en Soria te vas helando.
El hombre lleno de sueños quiso verse enamorando, le comentaron empeños de algún tiempo ya pasado.
Toda noche de camino, la carretera de cantos, la mente tiene su signo que a veces da desencantos.
Todos Los Altos de Ayllón les pasó medio enfundado, de lejos Fuentecambrón era un lugar olvidado.
La noche se le hizo larga, el viento frío y pesado, cuando la mente se embarga no sufres camino andado.
A las siete de la mañana casi medio reventado, entraba en el Burgo de Osma con su calzado dañado.
En aquella madrugada de aquel domingo sagrado, halló la casa buscada y su amigo recordado.
Hablaron de muchas cosas, con sueños de enamorados, pensaba en horas dichosas de las que dejan halagos.
En horas de la mañana marcharon buscando pasos, aquella ilusión fue vana, el hombre notó fracasos.
Con las esperanzas rotas, con su cuerpo bien cansado, no quiso sentir derrotas de otras mujeres de al lado.
La tarde parece larga, pero el camino es más largo, sobre alguna tierra parda quiere olvidar su mal trago.
La noche marcó camino sobre Los Altos de Ayllón, iba notando el destino de su triste desazón.
Sin comentar nada a nadie, sin dar una explicación, cuando se le teme al aire se te borra la pasión.
La noche guarda secretos, los grillos dan su lección, en los tiempos más inquietos ves las murallas de Ayllón.
Nadie comentó su marcha, la vida siembra ilusión, el amor cuando te engancha no sabe de reflexión. G X Cantalapiedra.